Si intentamos comparar el sistema educativo finlandés con el español
encontraremos muchas diferencias, diferencias que debemos analizar y valorar
para saber si son la clave del éxito y el fracaso de uno y otro sistema
educativo. Tras un análisis minucioso de las características de ambos sistemas
y de su trayectoria en las evaluaciones de carácter internacional, queremos
saber qué es lo que nos diferencia del exitoso sistema finlandés para mejorar el
nuestro. Estas son algunas de las diferencias más significativas que he
encontrado a partir de la comparación de ambos sistemas educativos:
Calidad frente a cantidad:
España: En España prima la cantidad en vez de la
calidad. Somos de los países con más horas lectivas, con más deberes para casa,
que empezamos la escolaridad obligatoria antes y, sin embargo, nuestros
resultados en rendimiento son de los más bajos de la OCDE y a nivel internacional.
Finlandia: Ésta es una de las máximas del método
educativo finlandés. En Finlandia la escolarización obligatoria no se produce
hasta los 7 años de edad. Aún y así, dos años después, sus puntuaciones son
mejores que el resto de los países estudiados de la OCDE , incluso teniendo menos
horas lectivas que en otros países. Aún y empezar más tarde y con menos horas
lectivas semanales, sus alumnos suelen
hablar tres idiomas como mínimo (finlandés, inglés y sueco, más otro
optativo que eligen durante su etapa escolar).
Equidad y excelencia, todos
los alumnos pueden llegar al máximo:
España: Nuestro país ha conseguido un sistema
educativo igualitario pero por la parte baja. Tiene a pocos alumnos con
resultados excelentes y muchos con puntuación media-baja, según el informe
PISA. En España, el 86% del alumnado acaba graduándose en ESO. Además, la
recién aprobada LOMCE propone separar a los alumnos en función de su
rendimiento muy pronto, con dos niveles de matemáticas en ESO. También permite
apartar a los alumnos con muy malas notas a los 14 años y derivarlos hacia una
FP “básica”. Este nuevo sistema que se va a implementar en España dista mucho
del exitoso modelo finlandés.
Finlandia: Finlandia destaca por tener una alta
proporción de alumnado en las franjas de excelencia académica que marca PISA, y
muy pocos en la parte baja. Es un sistema bastante equitativo en cuanto a
resultados. Todos los alumnos estudian lo mismo en secundaria, aunque pueden
personalizar su currículo con asignaturas optativas y no se les separa por
niveles, porque se considera que cualquier estudiante, con los apoyos y
recursos necesarios, puede graduarse en ESO. De hecho, el 95% de los
estudiantes finlandeses se gradúan en ESO.
Cada alumno es importante:
España: En el sistema educativo español los
alumnos cambian de tutor en cada curso
de escolarización. Además, en España y por falta de recursos humanos en
nuestras escuelas, es muy difícil que los alumnos reciban clases de apoyo según
los diferentes niveles de necesidad, aunque existen las clases de refuerzo y se
intenta que un profesor de apoyo esté el mayor tiempo posible en el aula
ordinaria junto al alumnado con necesidades educativas especiales.
Finlandia: A partir de los 7 años los niños comienzan
a aprender a leer. Antes de esto, en la guardería (1-6 años) y en preescolar (6 a 7 años) se pretende
despertar las aptitudes de los niños, desarrollar y ampliar sus habilidades y
su curiosidad. Para ello cada día está dedicado a una disciplina. Esto se lleva
a cabo sólo por las mañanas, teniendo los niños las tardes reservadas al juego.
Además, durante los primeros seis años de primaria los niños en todas o en la
mayoría de las asignaturas tienen al mismo maestro, que vela porque ningún
alumno quede excluido. Es una manera de fortalecer su estabilidad emocional y
su seguridad. Además, uno de los mayores aciertos de los colegios finlandeses
es que prestan mucha atención a la evolución del alumno desde el comienzo,
intentando atajar los problemas de orden académico en los primeros años de
escolarización. Los chicos y chicas que van más atrasados tienen un tutor
personal y clases de apoyo según los diferentes niveles de necesidad, ya que se
tiene en cuenta que cada niño es un mundo y es posible que no todos aprendan a
la misma velocidad.
Se busca enseñar a pensar,
no simplemente transmitir información:
España: En España la teoría se asemeja mucho al
modelo finlandés, pero la realidad de la práctica educativa dista mucho del
modelo constructivista del aprendizaje, el modelo que sigue Finlandia. Muchas de las aulas españolas, muy a
nuestro pesar, siguen teniendo un modelo de enseñanza muy tradicional basado en
la clase magistral y el libro de texto.
Finlandia: La metodología finlandesa ha abandonado las memorizaciones típicas
del sistema educativo y se ha centrado en el desarrollo de la curiosidad, la
creatividad y la experimentación, con el fin de no transmitir de forma
automática unos conocimientos dados, sino de aprender a pensar. Los profesores
finlandeses trabajan mucho en grupo con sus alumnos, buscando retroalimentación
de los mismos y realizando clases participativas, con el fin de que el alumno
sea el verdadero protagonista, al contrario que en una clase magistral, que es
esencialmente unidireccional. Asimismo, el grado de exigencia que tiene el
profesor es tal que éste está forzado a ir renovando sus clases y métodos de
enseñanza para atraer la atención de los alumnos, actualizando y vinculando
aquello que enseña en el aula con sucesos reales y formas que motiven a los
estudiantes.
Número de horas lectivas:
España: En nuestro sistema
educativo se opta por un alto número de horas lectivas, lo cual no siempre
lleva asociado un buen resultado académico. Estamos por encima de la media europea en horas escolares, que no en
rendimiento. Algo que también sucede, por otra parte, cuando nos incorporamos
al mercado laboral: más horas que la media europea en el trabajo, para un
rendimiento menor a la media.
Finlandia: Además de ser uno de los países de la OCDE con menos horas
lectivas, en Finlandia los escolares de
primaria salen al patio 15 minutos por cada 45 minutos lectivos, con lo
cual los niños tienen entre 5 y 6 descansos al día. La razón es que los niños a
edades tempranas no tienen la capacidad de concentración suficiente como para
estar más tiempo en clase. Además la
jornada lectiva suele ser intensiva, de 9 a 14-15.
Aprendizaje de la lengua:
España: En España, por el contrario que en
Finlandia, los niños invierten muchas horas de su tiempo en ver la televisión y
no en leer libros. Todos los programas emitidos por las televisiones están en
el idioma oficial, quizás un motivo que se suma a otros para explicar la dificultad de los españoles en el
aprendizaje de una lengua extranjera.
Finlandia: En Finlandia los
colegios son bilingües.
Todos los dibujos animados, películas o
programas extranjeros, se emiten en versión original subtitulada, lo que
hace que los niños se familiaricen con los idiomas a muy temprana edad y
aprendan a leer más rápido. Los niños tienen interés en aprender idiomas,
principalmente para entender sus programas favoritos de la televisión. Los
padres y madres son ávidos lectores y ven considerablemente menos la televisión
que los españoles, sus hijos en consecuencia imitan sus conductas de lectura y
rechazan otras conductas como las de sentarse a ver la televisión durante un
periodo de tiempo prolongado.
La competitividad:
España: En España la
educación está demasiado focalizada en la competitividad y la comparación es un hecho en nuestras
aulas.
Finlandia: En el sistema educativo finlandés se fomenta la ética y la ciudadanía entre
sus alumnos. De hecho, en Finlandia hasta quinto curso no hay
calificaciones numéricas y no se busca fomentar la competencia entre alumnos ni
las comparaciones. En Finlandia tienen claro que el valor de las personas se
basa en lo que son y en lo que hacen, no tanto en lo que tienen de más o de
menos en comparación con otros.
Fracaso escolar:
España: En nuestro país el abandono escolar está
en el 30%. Por ello, el fracaso escolar es uno de los principales problemas de
la educación española. Uno de cada tres estudiantes abandona sus estudios en
nuestro país. La diferencia con Finlandia es clara.
Finlandia: El fracaso escolar en Finlandia es de un
8%, según los datos de la UNESCO.
Niños independientes:
España: Un informe reciente dice que en España los
niños de 4 a 12 años pasan al año casi las mismas horas ante la tele que en el
colegio. Eso no es formar a niños independientes, es literalmente desentenderse
de ellos.
Finlandia: Los escolares finlandeses caminan solos
al colegio desde aproximadamente los 8 años. Incluso los propios niños esperan
solos en casa la llegada de sus padres del trabajo hasta las 16:30 o 17.
Importancia del profesorado:
España: Los profesores no tienen apenas prestigio
social. La calidad del profesorado se
resiente debido a un claro déficit en su formación durante y después de sus
estudios. De hecho, la nota de corte para la carrera de Magisterio es una
de las más bajas y casi siempre hay plazas disponibles. La nota es baja en
comparación a otras carreras de alto prestigio en nuestro país, no se hace
ninguna prueba exhaustiva para determinar las capacidades de los futuros
maestros y la formación pedagógica es más bien escasa. Además, como veremos más
adelante las horas de pedagogía que recibe un futuro maestro español es diez
veces inferior a las horas de pedagogía que recibe un futuro maestro finlandés.
Aunque es un dato sin relevancia en este blog, quiero decir que el sueldo en
ambos países para un maestro es muy similar, siendo el del español aún mayor
que el del finlandés en comparación al nivel de vida del país.
Finlandia: Los estudiantes
con mejores expedientes son los que se dedican a la educación. Tan sólo un 10% de los estudiantes
consigue estudiar Magisterio en Finlandia, para lo que se requiere mucha
vocación y buenas notas. En el país nórdico, los mejores docentes se sitúan en
los primeros años de enseñanza. Para ser maestro se necesita una calificación
de más de un 9 sobre 10 en sus promedios de bachillerato y de selectividad y se
requiere, además, una gran dosis de sensibilidad social (se valora su
participación en actividades sociales, voluntariado, etc.). Cada universidad
escoge después a sus aspirantes a profesores con una entrevista para valorar su
capacidad de comunicación y de empatía, un resumen de la lectura de un libro,
una explicación de un tema ante una clase, una demostración de aptitudes
artísticas, una prueba de matemáticas y otra de aptitudes tecnológicas. Su
formación se basará en la pedagogía y la didáctica, las cuales ocupan 10 veces
más tiempo que en España (1400 horas en Finlandia frente a las 140 de España).
Otro dato significativo es que en
Finlandia el director, el cual ha recibido una formación específica, hace su
propio equipo de profesores y tiene capacidad para decidir. Existe libertad
curricular para los profesores y no hay inspección educativa, por lo que hay
confianza en el profesorado. De hecho se considera que el sistema controla la
calidad de su profesorado durante el proceso de formación, previniendo y no a
posteriori malcurando como hacemos en nuestro país.
Papel de los padres:
España: Los padres están
cada vez más desvinculados de la educación de sus hijos debido a factores como
los horarios laborales y
llega a parecer que es el profesor el que tiene que hacerlo todo en referencia
a la educación de los niños. De hecho tan sólo el 15% de los padres y madres
españoles creen que la familia es más responsable que la escuela de la
educación de sus hijos. A esto hay que sumar que las facilidades tampoco son
las adecuadas ni para los profesores ni para las familias, ya que los horarios
laborales en nuestro país no permiten una buena conciliación de la vida
familiar y laboral. Además, para los profesores tampoco es fácil tener que
hacerse cargo de todo lo que los padres piden a la escuela, ya que la tarea del
profesor termina cuando empieza la educación familiar que muchas veces es
escasa, ineficaz o desgraciadamente inexistente. Otra clara diferencia con el
sistema finlandés es que ante cualquier situación de conflicto entre profesor y
alumno, en nuestro país tenemos tendencia a ponernos del lado de nuestros
hijos.
Finlandia: Los padres están
mucho más involucrados en la educación de sus hijos: llaman a los profesores a menudo para
interesarse por el progreso de sus hijos, incluso algunos padres acuden a clase
para ver como se imparte la educación en las aulas donde estudian sus hijos y
que pagan con sus impuestos. Se da por hecho que no solo se educa en los
centros oficiales, y que no solo es válida la educación oficial, por ello la
familia es igual de importante, así como la propia sociedad. Ante cualquier
situación de conflicto entre profesor y alumno, en Finlandia, a priori, es el
profesor el que cuenta con la confianza de los padres. En el país nórdico,
educar es tarea de los padres y enseñar tarea de los profesores. De hecho, el
55% de los padres y madres finlandeses creen que la familia es más responsable
que la escuela de la educación de sus hijos. Hay que tener en cuenta que para los finlandeses la familia es lo
primero y apoyan su estado del bienestar masivamente, por ello consideran
esencial la conciliación trabajo-familia. En Finlandia existe un amparo y
una gran ayuda a las familias con hijos, las cuales reciben ayudas para impedir
que dependan exclusivamente del trabajo privado y abandonen sus obligaciones
educativas con sus hijos. De hecho cuando una mujer es madre tiene tres
opciones de apoyo social: recibir una ayuda para cuidar ella misma de sus
hijos, que sus hijos acudan a casas de cuidado familiar con 4 o 5 niños como
máximo y con los pertinentes controles sanitarios y sociales, o que acudan a
las guarderías municipales que dependen del Ministerio de Asuntos Sociales.
Colegios concertados y
privados:
España: somos el segundo
país de Europa con mayor porcentaje de colegios concertados, con un 31% de colegios de titularidad
concertada y privada.
Finlandia: El porcentaje de
colegios concertados o privados es de apenas el 2% y el estado paga por cada alumno la misma
cantidad sea de un público o de un concertado. Además, en Finlandia no existen
los colegios de élite que solo pueden ser pagados por unos pocos, ya que
prevalece el principio de igualdad de oportunidades y los escolares tienen los
mismos derechos independientemente de su clase social. El 98% de las escuelas
en Finlandia son públicas y gratuitas e incluyen la comida, material, libros y
se llegan a tener hasta dos profesores por aula. Además los niños tienen médicos
y enfermeras escolares que velan por su bienestar físico.
Igualdad de condiciones, el
acceso a los recursos:
España: El Ministerio de Educación ha eliminado
por completo las ayudas al material escolar y, muchas familias no pueden pagar
libros o cuadernos. Y el conflicto por las becas comedor, que se consideran
insuficientes, todavía no está resuelto.
Finlandia: No se puede rendir igual, ni exigir lo
mismo, si los alumnos no tienen unos mínimos recursos garantizados. Esta es la
idea del sistema finlandés. El Estado paga la comida, el material escolar, los
libros de texto y hasta el transporte a todo el alumnado que curse la educación
obligatoria en Finlandia. Además, el Gobierno y los ayuntamientos finlandeses
también destinan muchos más recursos a las escuelas que tienen más alumnos con
dificultades, y hay menos alumnos por clase (unos veinte), de forma que el
maestro puede dedicar más tiempo a cada estudiante.
Recortes en educación:
España: La situación de la
educación en España se dibuja complicada. A parte de los recortes por parte del gobierno en materia educativa,
la administración debe dinero a la escuela pública y esto tiene como
consecuencia la carencia de recursos económicos y un retardo en el pago a los
proveedores por parte de las escuelas. Además, los recortes en becas de comedor, libros y material escolar hacen que las
familias cada vez tengan más complicada la escolarización de sus hijos. Uno
de los mayores problemas es que estos recortes afectan más a la escuela pública
porque no tiene otra vía para la financiación, por lo que están aumentando las
diferencias entre escuelas de diferente titularidad.
Finlandia: En el país
nórdico la cosa es muy distinta, la educación es completamente gratuita:
libros, comedor y material escolar. Todo está sufragado por el estado, sin necesidad de pedir beca alguna
hasta el final de la escolarización obligatoria. Además, la educación en
Finlandia es gratuita desde preescolar hasta la universidad. La educación debe
ser siempre una inversión a largo plazo. Es importante recordar que cuando a
principios de los 90 desaparece la URSS y Finlandia sufre un recorte en sus
exportaciones de alrededor del 50%, el gobierno finlandés optó por hacer
recortes en educación para paliar dichas consecuencias. El resultado ha sido una
generación perdida: ciudadanos que ahora rondan la treintena y que tienen una
formación y una calidad de vida peor que el resto de la ciudadanía. De esto es
de lo que aprendió Finlandia y, en España, estamos cometiendo el mismo error,
conociendo cuales pueden ser las consecuencias. Actualmente Finlandia centra el
gasto de recursos en la primaria, no en la secundaria o terciaria como en
España. La razón es porque se considera, acertadamente, que en la primaria es
cuando el niño desarrolla sus principales habilidades.
Escuela pública:
España: En España, la escuela pública es rica y
diversa, pero falta presupuesto. Algunos centros
públicos tienen que bregar con demasiada desigualdad entre sus alumnos,
culturas y lenguas. Además, cada vez
hay menos dinero para profesores de apoyo para escolares con dificultades
especiales. Por otro lado, nuestros colegios, en especial los privados, tienden
a elegir a los estudiantes para estar más altos en los rankings.
Finlandia: La escuela
pública se cuida, se mima y se intenta que tenga la mejor calidad posible. De hecho un 98% de las escuelas en
Finlandia son de titularidad pública. Por otro lado, los centros escolares no
eligen a los alumnos, más bien son los propios padres los que deciden y escogen
a qué colegio quieren llevar a sus hijos. Aunque normalmente los alumnos acaban
yendo al colegio que está más cerca de casa, ya que existe muy poca diferencia
de calidad entre centros.
Reformas educativas:
España: Somos especialistas en reformas educativas.
Ya vamos por la séptima reforma educativa, la última la tan conocida como Ley
Wert, LOMCE. Uno de los grandes problemas es que, como siempre, estas reformas se realizan sin contar con
el profesorado. Además, en España
hay una clara intromisión de la política en los contenidos que se ofrecen en
los planes de estudio.
Finlandia: Cuando se ha
tenido que realizar una reforma educativa, se ha consultado al profesorado. Otra diferencia importante es que en Finlandia la educación es una cuestión
de estado y los partidos se ponen como meta acuerdos en materia de educación
como algo fundamental para la construcción del país. Parece que allí no es solo
cuestión de los próximos cuatro años.
Confianza: El sistema
finlandés es un sistema que se basa en la confianza: confianza de/en los ciudadanos, poderes
políticos, instituciones educativas, etc. Su cultura determina un papel
fundamental y es uno de los motivos por lo que, muy posiblemente, su sistema no
funcionaria en España. Un ejemplo es que Finlandia es el segundo país menos
corrupto del mundo, empatado con Dinamarca (primer puesto). España, sin embargo
se sitúa en el puesto 30, empatado con Botsuana.
Precisamente la diferencia
está en la educación: El
secreto no está en las aulas sino en la sociedad. En Finlandia priman los valores comunes y no individuales, son un
país donde todo el mundo paga impuestos y casi nadie evade. En Finlandia existen tres estructuras que
encajan a la perfección: la familia, la escuela y los recursos socioculturales
(bibliotecas de libre acceso, ludotecas, cines, etc.). Los padres tienen la
convicción de que son los primeros responsables de la educación de sus hijos,
por delante de la escuela, y complementan el esfuerzo que se hace en el
colegio. Un dato esclarecedor es que en Finlandia el 80% de las familias van a
la biblioteca al fin de semana.
Estas son algunas de las principales diferencias que podemos encontrar
entre ambos sistemas educativos. Hay que decir que poco tienen que ver uno con
otro y quizás España tiene mucho que aprender de Finlandia, un sistema
educativo con un gran grado de equidad educativa y con unos resultados de
rendimiento más que envidiables. Pero, no creo que sea cuestión de copiar
modelos, sino de adaptar lo que está probado que funciona a nuestro contexto.
No es cuestión de más horas lectivas, sino de aprovecharlas mejor. Necesitamos
destinar a la educación más recursos y mejores profesionales. Aunque nada de
eso servirá si no empezamos a darle, como sociedad, la importancia que tiene el
hecho de que los más pequeños reciban la mejor educación posible.
Sara López García, 22 de junio de 2014.