Hasta
1965, año en que Singapur se convirtió en república independiente, su población
vivía en su mayoría como simples pescadores, y la tasa de analfabetismo era
altísima. De hecho,
cuando Gran bretaña le retiró a Singapur su estatus de colonia británica, este
pequeño país era tan pobre que ninguna otra nación quiso hacerse cargo de su
territorio. Sólo 40 años más tarde,
ocupa los primeros puestos en la mayoría de los exámenes internacionales y sus
estudiantes hablan inglés como si se tratara del primer idioma del país. Por
ello la historia de Singapur es asombrosa.
La pregunta está en cómo lo hizo
Singapur para llegar a dónde está hoy en día. Según funcionarios y académicos
locales, el fundador del país, Lee Kwan
Yew, tuvo la visión de convertir a Singapur en un país angloparlante con
educación bilingüe, donde los estudiantes aprenden inglés como primer
idioma y su lengua materna (mandarín, Tamil o malayo) como segundo. Eso
contribuyó a convertir a Singapur en un centro importante del comercio mundial.
Además, también convirtió el sistema
educativo en una de las más duras meritocracias del mundo, que produce
trabajadores altamente cualificados y que exporta cada vez más productos de
alta tecnología. La meritocracia académica de Singapur empieza en primer grado,
donde los niños son clasificados en un
ranking según su desempeño académico, desde el primero hasta el último.
Sir
Thomas Stamford Raffles fundó la
Institución de Singapur (ahora conocido como Raffles Institution) en 1823, iniciando así la educación en
Singapur bajo el dominio británico. Más tarde, aparecieron tres principales
tipos de escuelas: escuelas malayas, chinas y tamiles y colegios ingleses. Las
escuelas malayas eran gratuitas para todos los estudiantes británicos, mientras
que las escuelas inglesas, que solían tener el inglés como lengua vehicular,
fueron establecidas por los misioneros y se debían pagar unas cuotas escolares.
Los estudiantes de las escuelas chinas estaban muy en sintonía con la evolución
de China, especialmente en el auge del nacionalismo chino.
Durante la Segunda Guerra Mundial, muchos
estudiantes en Singapur abandonaron las escuelas, causando una enorme
acumulación de estudiantes en los centros escolares una vez terminada la guerra.
En 1947, el Programa de Diez Años para la Política Educativa
de la Colonia
de Singapur fue formulada. Este programa era, además del inicio de un
sistema de educación universal, una llamada para prepararse para el
autogobierno. Durante los años 1950 y 1960,
cuando Singapur empezó a desarrollar su propia economía, Singapur adaptó un
sistema de “educación de supervivencia impulsada” para proporcionar una
fuerza de trabajo cualificada para el programa de industrialización de
Singapur, así como para reducir el desempleo. Además de ser una necesidad
económica, la educación también ayudó a integrar a la nueva nación.
La política de bilingüismo en las
escuelas se introdujo oficialmente en 1960, haciendo del inglés el idioma
oficial tanto para la integración nacional como para fines utilitarios. La
educación universal para los niños de todas las razas y de fondo comenzó a
tomar forma con lo que más niños empezaron a asistir a las escuelas. Sin
embargo, la calidad de las escuelas que se crearon durante este tiempo había
variado considerablemente.
Al
obtener su independencia del dominio colonial británico en 1965, el gobierno de
Singapur se centró en el desarrollo de un sistema educativo basado en la
igualdad de oportunidades
siendo consciente de las cuatro razas principales que existían en la isla
(chino, malayo, indio y euroasiático).
Singapur
comenzó su política de “Educación para todos”, un sistema de educación de una
talla única para todos,
a fin de abordar el problema de las numerosas escuelas privadas que existían
durante el dominio colonial. La política “Educación para todos” sirvió de
vehículo para acoger a todos los colegios privados a la financiación del
Ministerio de Educación de reciente creación, y para integrar no sólo a las
diferentes razas a través de una experiencia educativa común, sino también un
conjunto común de estándares educativos y planes de estudios que sirvieran de
base para su iniciativa de industrialización.
A través de un sistema educativo que
ofrece igualdad de oportunidades para todos, independientemente de raza o
religión, el progreso de los estudiantes
a través de la corriente principal del sistema educativo se basa en los logros.
Tras los diez años de enseñanza obligatoria, los niños tenían que inscribirse
en las vacantes limitadas de la educación no obligatoria. Esta inscripción se
basa en un sistema de meritocracia.
Unos veinte años más tarde, después
de darse cuenta de que un sistema de asignación de recursos basado en la
igualdad de la educación no era capaz de dar cabida a las diferentes
necesidades y capacidades de los niños, se inició un sistema que canalizaba a
los estudiantes en diferentes programas académicos en función de sus
capacidades.
El objetivo de este cambio en la
política educativa, de un principio de equidad a uno que reconociera el
diferente potencial de cada alumno, fue garantizar los derechos individuales de
cada estudiante, así como la necesidad del Gobierno de desarrollar plenamente
las personas que componían su nación.
Con
el fin de mejorar el sistema educativo en la década de 1980, se inició una
reforma educativa: el eje vertebrador de esta nueva reforma era la separación
del alumnado de acuerdo a sus habilidades y rendimiento académico y, de ese modo, poder
proporcionarles, en diferentes programas educativos, la respuesta educativa
según sus capacidades e intereses, de acuerdo con su potencial. Con este nuevo
sistema de educación propuesto por el Ministerio de Educación, se proporcionó
al alumnado la oportunidad de aprender y progresar a su propio ritmo de aprendizaje.
El
Programa de Educación para Dotados,
como se llamaba el nuevo plan, fue el resultado de la reforma sistémica que
tuvo lugar en la política educativa del Gobierno. Teniendo el nuevo sistema
integral de educación, basado en la diferencia de potencial y de capacidades
que posee cada alumno, existía la creencia de que a los alumnos más talentosos
se les debía otorgar la misma oportunidad de progresar de acuerdo con sus altas
capacidades; así como a los alumnos menos capaces se les permitió aprender a un
ritmo más lento y cómodo para ellos.
La idea de un Programa de Educación
para Dotados fue concebida por primera vez en 1981 y ejecutada en 1984 durante
el apogeo del progreso económico del país antes de la recesión mundial de 1985.
Con el largo período de prosperidad
y éxito, el Gobierno puso a disposición de si mismo la oportunidad de
concentrarse en mejorar la calidad de sus políticas y sistemas. La educación
fue uno de esos beneficiarios de la atención de esta mejora, ya que existía
como creencia común que la escolarización es un instrumento para la preparación
de la futura fuerza laboral de un país. La reforma en la política educativa se
produjo como consecuencia del antiguo
sistema de “Educación para todos” que se consideró un fracaso para los alumnos
más dotados y talentosos, ya que se consideraba que atendía básicamente al
alumnado con un nivel medio. El sistema no podía proporcionar la oportunidad de
desarrollarse y llegar más lejos a un alumno talentoso, ya que los planes de
estudio no poseían la flexibilidad y mecanismos para ofrecer una experiencia
así. Por otra parte, el tamaño medio de las clases era de cuarenta y dos
alumnos, lo cual no permitía al maestro atender y dar atención a las
necesidades específicas de los superdotados. Con la llegada del programa de
“Educación para Dotados” se logró atender a las necesidades de un grupo
importante de alumnos talentosos que con la anterior política habían sido
ignorados, en un estilo de educación de una talla única para todos.
En contraste con la demanda de una
mayor equidad educativa entre sus ciudadanos, y para una distribución más
equitativa y justa de los recursos educativos que han tenido lugar en algunas
sociedades, los ciudadanos de Singapur, criados en un sistema de meritocracia,
argumentaron a favor de mejores programas que atendían las necesidades de los
individuos. Creyendo que los estudiantes
más brillantes no deben ser frenados por sus compañeros menos talentosos.
Los padres también expresaron su preferencia por el nuevo programa ya que
consideraban que sería más enriquecedor para sus hijos. Además, los singapurenses creían también que los
alumnos más capaces, por lo general, como resultado de su arduo trabajo, deben
contar con más recursos, como recompensa y reconocimiento por su ardua
labor, así como un estímulo para el resto de la sociedad. En correspondencia,
los estudiantes menos capaces, como consecuencia de su trabajo y esfuerzo menos
duro, y los no cumplidores, como resultado de su incapacidad para poner
esfuerzo en sus estudios no deben esperar ayuda de nadie hasta que se esfuercen
para mejorar en sus estudios. Por lo tanto, la puesta en marcha del programa de
Educación para Dotados fue en parte alentado por una filosofía meritocrática elitista, la filosofía que poseen los habitantes
de Singapur.
Con esta nueva política educativa
los estudiantes están obligados, con 10 años, a realizar una prueba para
determinar su inscripción en el programa de dotados. El resultado de esta prueba será determinante, ya que se convertirá en
una etiqueta o estereotipo que cada niño tendrá que llevar por el resto de su
vida. Esta presión se ha convertido en un estrés y un temor competitivo para los niños, los cuáles quieren
ser los mejores y obtener la mejor puntuación de entre sus iguales.
Por otro lado, las clases más
pequeñas han permitido a los maestros poder ayudar a resolver algunas de las
necesidades de los estudiantes más dotados, proporcionando más atención y
tiempo a cada uno de sus alumnos.
Por lo que a los padres se refiere,
su deseo es la inscripción de sus hijos en el Programa de Educación para
Dotados, por ello no es de extrañar que muchos
padres presionen a su hijos para que obtengan buenos resultados en las pruebas.
Los padres, además, presionan en parte a los profesores para que la preparación
de los estudiantes sea tan buena que puedan sacar una nota brillante en la
prueba de talento.
Actualmente, las escuelas donde tienen más alumnos talentosos se consideran las
mejores, igual que los profesores
que educan a estos niños son considerados los mejores, aunque también es
verdad que se les exige una mejor formación previa.
En
1997, el sistema educativo de Singapur comenzó a cambiar. Se impulsó una nueva política, en
la cual se dio más énfasis a la educación
nacional, al pensamiento creativo, al aprendizaje colaborativo, así como a
los conocimientos sobre las TIC. Las
escuelas se diversificaron y se les
dio una mayor autonomía para decidir su
propio plan de estudios y desarrollar sus propias líneas pedagógicas. Además,
el Ministerio de Educación, por primera vez, reconoció oficialmente que la
“excelencia” no se mide solamente en términos académicos.
En el siglo XXI, donde la sociedad
del conocimiento es el gran paradigma, Singapur ha convertido la educación en
el factor esencial para el desarrollo del país. Su sistema educativo es
extremadamente efectivo, lo cual es reconocido en todo el mundo. El país ha
logrado crear excelentes escuelas, preparar maestros capaces de formar
estudiantes con alto rendimiento. La idea es apoyarse en estos puntales para
preparar las nuevas generaciones que conduzcan al Singapur del futuro.
Sara López García, 19 de Octubre de 2014.