La historia de la educación en
Escocia tomó otro camino distinto a la del resto del Reino Unido. Como más
adelante podremos ver, la educación escocesa, en su sentido moderno de
aprendizaje organizado e institucional, comenzó en la Edad Media. A partir de ese
momento han ido surgiendo una serie de cambios hasta concebir la educación como
lo hacen actualmente. A continuación hacemos un viaje por la historia del
sistema educativo escocés para entender la estructura y características
actuales.
Edad Media:
Durante la Edad Media los
Monasterios sirvieron como principales depositarios del conocimiento y la
educación, a menudo haciendo funcionar escuelas y proporcionando educación a
una pequeña élite educada, que eran esenciales para crear y leer documentos en
una sociedad mayoritariamente analfabeta. En la Alta Edad Media surgieron las
escuelas coro de las iglesias y de las escuelas de gramática instaladas
normalmente en catedrales o colegiatas, las cuales estaban principalmente
dirigidas a los niños. Fue a finales del siglo XV cuando se establecieron
también escuelas para niñas, llamadas “escuelas de costura”.
Con la Ley de Educación de 1496 se hizo obligatoria la asistencia a las
escuelas de gramática para los hijos de los barones y propietarios de tierras,
que a su vez ayudaron a incrementar la alfabetización entre las clases altas.
Hasta el siglo XV, los que deseaban asistir a la universidad tenían que viajar
a Inglaterra o al resto de Europa. Pero fue durante este siglo que se fundaron las universidades de St. Andrews,
Glasgow y Aberdeen.
Por 1497, el humanista e
historiador Héctor Boece, nacido en Dundee y estudiado en París, se convirtió
en el primer director de la nueva universidad de Aberdeen. Estos contactos
internacionales ayudaron a integrar a Escocia en un mundo académico europeo más
amplio y, conseguiría introducir las nuevas ideas del humanismo en la vida
intelectual de Escocia.
La Reforma Escocesa:
La Reforma escocesa tuvo un
impacto significativo en el desarrollo de la educación en Escocia, ya que dio
lugar a cambios importantes en la organización y la naturaleza de la educación.
En agosto de 1560 el Parlamento escocés aprobó una serie de actos que conducen a
Escocia a convertirse en un país
protestante. La Iglesia Reformada de Escocia reconoció que la educación tenía que ser una prioridad nacional, tanto por el valor
intrínseco que conlleva, como por la garantía de que todo el mundo pudiera leer
la Biblia. Con el Primer Libro de
Disciplina, aprobado este mismo año, se estableció un plan para que todas
las parroquias establecieran una escuela y proveyeran un maestro para sus
aulas, pero resultó ser financieramente imposible. Con la Ley de Educación de 1633 se introdujo un impuesto sobre los
terratenientes locales para proporcionar la dotación necesaria para el
establecimiento de nuevas escuelas. Pero fue, finalmente, en 1696 mediante la Ley de Establecimiento de Escuelas que se consiguió el objetivo
previsto por el plan aprobado en 1560. Los niveles más bajos de la sociedad
fueron los mayores beneficiarios de la expansión de las escuelas en Escocia.
Después de la Reforma, las
universidades escocesas fueron sometidas a una serie de reformas llevadas a
cabo por Andrew Meville – un distinguido lingüista, filósofo y poeta – quien se
convirtió en rector de la Universidad de Glasgow en 1574. Entre estas reformas
se encuentran la introducción de nuevo personal docente especializado y el
cambio significativo de muchas materias impartidas. Los resultados de dichas
reformas fueron una revitalización de todas las universidades de Escocia, que
ahora estaban produciendo una calidad educativa igual a la que se ofrecía en
cualquier lugar de Europa. Además, en virtud de la Commonwealth, las
universidades vieron una mejora de su financiación.
Gracias a estos primeros pasos,
creció un respeto en Escocia hacia la educación y el aprendizaje.
Siglo XVIII:
Durante este siglo muchas niñas pobres empezaron a ir de
manera informal a las escuelas,
donde aprendían a leer, coser y cocinar. El propósito de dicha educación era el
de incluir la alfabetización y la aritmética básicas, costura y cocina a la
administración del hogar.
En las tierras del norte,
probablemente producido por la distancia y el aislamiento físico, la mayoría de
la población hablaba gaélico. Para evitar problemas de entendimiento entre toda
la población escocesa se introdujeron escuelas parroquiales con el objetivo de
enseñar el lenguaje inglés y promover el conocimiento cristiano.
En el siglo XVIII las universidades de Escocia pasaron de ser
instituciones pequeñas y parroquiales a ser los principales centros
intelectuales en la vanguardia de la identidad escocesa. El acceso a las
universidades escocesas era considerablemente más abierto que en otros países,
probablemente porque era menos costoso y por el sistema de becas que se
establecieron para que los estudiantes más humildes también tuvieran la
oportunidad de asistir. Es por todas estas razones que el sistema universitario escocés de convirtió en un sistema flexible, con
un plan de estudios moderno, de acuerdo a las necesidades contemporáneas para
la mejora y el progreso. Escocia cosechó los beneficios intelectuales de
este sistema en su contribución a la Ilustración europea. Muchas de las figuras
clave de la Ilustración escocesa eran profesores universitarios, quienes
desarrollaron sus ideas en conferencias. Entre ellos podemos incluir a Francis
Hutcheson, quien ocupó la Cátedra de Filosofía en la Universidad de Glasgow
(1729-1746), el cual ayudó a desarrollar el utilitarismo y el pensamiento
consecuencialista. Algunas actitudes modernas hacia la relación entre la
ciencia y la religión fueron desarrolladas por sus protegidos David Hume y Adam
Smith.
Siglo XIX:
A principios de siglo las
universidades escocesas no tenían prueba de acceso y los estudiantes solían ingresar
a los 15 o 16 años. Después de dos comisiones de investigación en 1826 y 1876 y
la reforma de las leyes del Parlamento
en 1858 y 1889, el plan de estudios y el sistema de graduación fueron
reformados para satisfacer las necesidades de las clases medias emergentes y
las profesiones. Se introdujeron exámenes de ingreso y la edad media para
entrar en la universidad se elevó a los 17 o 18 años mediante la mejora y la ampliación
de las escuelas de secundaria. La Universidad de Glasgow se convirtió en un
líder en la educación superior británica y la de St. Andrews fue pionera en el
acceso de las mujeres a las universidades escocesas.
1830 – 1840: Se introdujeron
escuelas misioneras, escuelas irregulares, sociedades bíblicas y clases de
mejora, dirigidas a todas las formas de protestantismo y especialmente
dirigidas a las clases trabajadoras urbanas en crecimiento.
1843: La industrialización, la
urbanización y la interrupción de 1843 minaron la tradición de las escuelas
parroquiales.
1872: Se aprueba una nueva
ley de educación en Escocia, la cual sienta las bases de la educación moderna.
Una de las primeras medidas que se tomaron fue la de pasar el control de la
educación de la iglesia (a excepción de la iglesia católica y episcopal) a los
consejos escolares elegidos popularmente. Se traspasó el control de la
educación pública al “Scotch Education Department), el cual fue independiente
del departamento inglés en 1885. Otra de las medidas que esta nueva Ley
introdujo fue la escolarización obligatoria de los cinco a los trece años.
La Ley de 1872 fue todo un éxito en cuanto a la extinción
del analfabetismo en Escocia, así como en el aumento de la asistencia de
los niños a la escuela. De hecho, Escocia consiguió ocupar la segunda posición
del ránking europeo en cuanto a asistencia escolar entre niños de 5 a 14 años
en el curso escolar 1910-1911. Pero, a pesar de estos éxitos, esta nueva ley no
abordó varios temas educativos importantes. En primer lugar, esta Ley se centró
en la educación primaria pero no se decía nada sobre la prestación de la
educación secundaria. Por aquella época la educación secundaria era de pago y
gran parte de la clase media y baja no podía acceder a ella. En segundo lugar,
los consejos escolares fueron finalmente dominados por los intereses
empresariales y clericales, así como controlados desde Londres, con el
resultado de que el nuevo sistema educativo no respondía a los deseos y
necesidades de la sociedad escocesa. En tercer y último lugar, la Ley de 1872
hizo muy poco por mejorar la ratio alumno/docente, especialmente en las zonas
más pobres. Como resultado, se podían encontrar clases que tenían hasta 60 o 70
alumnos.
Hasta esta fecha la disparidad entre
hombres y mujeres en cuanto al acceso a la educación y la calidad de ésta era
evidente. Con la introducción de la enseñanza obligatoria por la Ley de
Educación de 1872, se incrementó el número de alumnos entre cinco y trece
años, lo que produjo una fuerte demanda
de docentes. En este momento se abrió una oportunidad para las mujeres para
poder optar a un título universitario, hecho que antes era muy difícil de
conseguir por las trabas que el sistema imponía. Ante la necesidad de docentes,
se facilitó el acceso a la universidad a las mujeres para que pudieran estar
cualificadas para poder trabajar dentro del ámbito de la educación. Esta fue
una de las razones por las cuales la docencia de empezó a feminizar. Las cifras
lo avalan, ya que en 1851 las mujeres docentes representaban el 35% y, unos
años después, en 1911 representaban el 70% del total de los docentes. Aún y
este gran paso a nivel educativo y laboral para las mujeres, la disparidad en
los salarios era muy significativa. Una mujer cobraba la mitad que un hombre
ejerciendo el mismo trabajo de docente.
1888: El Departamento de Educación de Escocia estableció unas normas nacionales para regular la educación secundaria.
1889: A finales del siglo XIX, las Universidades de Escocia eran consideradas
más democráticas, meritocráticas y menos elitistas que las Universidades de
Inglaterra. Pero, por otro lado, la calidad de la enseñanza ofrecida se
consideraba inferior a la inglesa. Una de las causas de esta baja calidad
era el hecho de que no existía ninguna prueba de acceso a la universidad y
podían acceder niños de catorce o quince años. Este pobre nivel de las universidades
provocó que alumnos escoceses marcharan a Inglaterra para conseguir una mejor
educación universitaria. Pero en 1889
las cosas mejoraron debido a una Ley aprobada en el Parlamento que
transformó la enseñanza universitaria de Escocia. Esta ley mejoraba los
contenidos de las carreras, las asignaturas, creó un examen de ingreso no
oficial y se mejoró la financiación de los estudios universitarios. Como
consecuencia, se aumentó la asistencia de los alumnos, se mejoró la calidad de
la enseñanza y el nivel de sus estudiantes, así como la igualdad de acceso a
los estudios (hombres y mujeres).
1890: Las cuotas escolares
fueron abolidas y se creó un sistema nacional de educación básica gratuita y exámenes comunes financiados por el
Estado.
Siglo XX: Durante este siglo, el sistema educativo escocés sufrió
un cambio radical y una expansión
considerable. Hubo avances importantes en el ámbito de la educación
primaria y secundaria que más adelante analizamos. Estos cambios hicieron poco
para alterar el sesgo de clase de la educación, pero en conjunto hicieron
importantes contribuciones a la creación de un sistema educativo moderno en
Escocia. Una de las primeras medidas que se introdujeron, más concretamente en
1901, fue la elevación de la edad de escolarización obligatoria a catorce años.
Educación primaria:
Durante el siglo XX se produjo un
aumento de la intervención del Estado en la educación, ya que ésta se empezó a
ver como un factor importante de bienestar social. En 1908 se introdujo una Ley
que hacía responsable a los padres de la asistencia de sus hijos, se introdujo
una inspección médica obligatoria, así como comidas gratuitas para los niños
que lo necesitaran. Además, debido a las dos guerras que se produjeron durante
este siglo, se le dio a la educación un papel primordial en la creación de
futuras generaciones de soldados y ciudadanos.
La Ley de Educación de 1918 aumentó la amplitud del sistema educativo
ya que se introdujeron medidas como el reemplazo de los consejos escolares por
38 autoridades educativas, las escuelas católicas fueron introducidas dentro
del sistema estatal y la elevación de la edad para abandonar la escuela a los
quince años. Aunque esto último no se logró hasta 1947 por la depresión
económica y la Segunda Guerra Mundial.
Educación secundaria:
Durante la época de entre guerras
la educación secundaria experimentó un importante crecimiento, especialmente para
las niñas, ya que se incrementó el número de alumnas en los centros escolares y
se empezaron a aminorar las diferencias entre sexos. También se crearon nuevos
títulos para hacer frente a las aspiraciones cambiantes de la economía. Estos
títulos fueron producto de una división
en dos tipos de la educación secundaria en función del alumno. Se
consideraba que había dos tipos de alumnos: los académicos, que tenían como
destino la Universidad; y los no académicos, que carecían de la “capacidad”
para beneficiarse de la educación superior y eran, por lo tanto, destinados a
una ocupación industrial/manual. Para mantener el sistema meritocrático que se
había desarrollado en el siglo XIX, las escuelas de secundaria dividieron su
oferta educativa. Existía una educación secundaria de tres años que conducía a
ninguna calificación profesional (para los alumnos no académicos), y otra de
cinco años destinada a obtener un título y el pase a la Universidad. Este tipo
de división hizo aumentar el abandono escolar. No fue hasta 1965 cuando se hizo
un cambio en los fundamentos de la filosofía de la educación que se acercaba,
progresivamente, a la igualdad de oportunidades, así como de trato, de los
alumnos independientemente de los antecedentes familiares o sociales.
Además, el órgano de gobierno del
sistema educativo se centró más en Escocia, con la creación del Ministerio de Educación hacia el 1918 y, finalmente,
se trasladó su sede a Edimburgo en 1939.
Educación Universitaria:
Durante la primera mitad del
siglo XX las universidades escocesas quedaron atrasadas en comparación con las
inglesas y las europeas en general tanto en términos de participación como de
inversión. El declive de las industrias tradicionales entre las guerras socavó
la contratación. Así como por ejemplo las Universidades inglesas aumentaron el
número de alumnos matriculados entre 1924 y 1927 en un 19%, en Escocia los
números cayeron, especialmente para el género femenino. Durante este mismo
periodo, mientras que el gasto en universidades inglesas se incrementó en un
90%, en Escocia el aumento fue de menos de un tercio de dicha cifra. Pero todo
cambió durante la segunda mitad del mismo siglo, ya que en la década de 1960 el
número de Universidades escocesas se duplicó, así como la participación y la
inversión.
En 1999, el nuevo Ejecutivo
Escocés creó un Departamento de Educación, Empresa y Transporte y un
Departamento de Aprendizaje permanente. Una
de las principales diferencias de la práctica en Inglaterra fue la supresión de
las tasas de matrícula de estudiantes en el año 1999, privilegio que
todavía se conserva gracias a un sistema de becas para estudiantes.
Como hemos podido comprobar en
esta entrada, la educación en Escocia ha sido objeto de muchos cambios tanto en
la apertura del sistema como la calidad de la educación. En el siglo XIX y principios del siglo XX, el sistema educativo
atiende principalmente a una élite de la sociedad escocesa. Aunque la
puerta de la educación superior estaba más abierta que en Inglaterra, había
ciertos sectores de la sociedad que estaban excluidos. Para estos grupos, la
educación era escasa y la calidad muy pobre. Pero, por suerte, la legislación
fue mejorando gradualmente y el acceso a
la educación para esos grupos excluidos de la sociedad fue cada vez más fácil
gracias a la introducción en 1965 de la educación integral.