domingo, 30 de marzo de 2014

Historia del sistema educativo finlandés.

El sistema educativo de Finlandia no siempre ha sido como ahora, ni siempre ha dado tan buenos resultados como los que tiene actualmente. Podríamos considerar la década de los 60-70 como punto de inflexión del sistema educativo finlandés, ya que fue a partir de esa época que los finlandeses se propusieron conseguir un sistema educativo basado en la igualdad de oportunidades y la excelencia, lo que sería el tándem perfecto. 

Hasta 1960

Entre 1856 y 1866 las escuelas obligatorias populares comenzaron a desarrollarse junto a las escuelas secundarias privadas, estableciendo la ruptura del monopolio de la iglesia. La creación de estas escuelas populares permitió el acceso a la educación a aquellos que hasta el momento no se la podían permitir o a aquellos que tenían como lengua materna el finlandés (hasta el momento la escuela estaba especialmente ideada y destinada a la población de habla sueca).
Después de la II Guerra Mundial, Finlandia encontró la escolarización del alumnado un poco inconexa debido a las diferencias de clase y de lenguaje. En el momento de la independencia en 1917, la educación fue vista como una herramienta para mantener la identidad nacional, la alfabetización y la libertad política.

1960

En la década de 1960, el sistema educativo de Finlandia era muy diferente del que tiene hoy, Finlandia tuvo un sistema típico alemán de educación básica. En aquel momento la educación era mucho más desigual y no todos los estudiantes tenían acceso igualitario a la educación de calidad. Podríamos establecer que hasta comienzos de los años 1958, Finlandia tenía un sistema elitista. La reforma educativa en aquel momento se concentró en el cambio de un sistema de dos vías a una escolaridad común integral. En el sistema de doble vía los estudiantes al final del grado cuatro en la escuela primaria (once años) eran elegidos para: a) continuar hacia una corriente académica que constaba de 8 grados que los conducía a la Universidad o, b) continuar hacia una corriente cívica de 3-5 grados que los conducía al empleo o a escuelas vocacionales. Por lo tanto, los jóvenes más brillantes iban por un camino prometedor mientras que los que no lo eran se quedaban atrás.
Originalmente, el sistema educativo de Finlandia estaba bajo un control centralizado. Sin embargo, en los años sesenta se produjo una reestructuración y el Ministerio de Educación estableció una nueva administración educativa local. El Ministerio finlandés de los años sesenta encontró especialmente útiles los modelos educativos de Suecia y Alemania. El objetivo del nuevo sistema era convertir a Finlandia en un país económicamente competitivo produciendo una población mejor educada, mientras que al mismo tiempo se pretendía mejorar la igualdad de oportunidades educativas.
Las reformas empezaron en 1968 a favor de un sistema único nacional. Aún y así las cosas no salían bien y los propios finlandeses no estaban contentos con el cambio.

1970

Los años setenta trajeron importantes reformas en el sistema educativo finlandés. Además esta década se convirtió en un punto de transición para muchos aspectos de la vida finlandesa. Muchos consideraron que el sistema educativo estaba sesgado hacia la clase alta de habla sueca y no hacia las necesidades del pueblo finlandés. Comités de gobierno propusieron la creación de escuelas integrales e igualitarias.
El Instituto integrado finlandés se implementó en toda Finlandia en la década de 1970. El modelo para la nueva educación básica fue introducido desde Suecia sólo con algunas adaptaciones para el marco finlandés.
A finales de los sesenta y principios de los setenta, como parte de un enfoque a nivel nacional en la mejor preparación de los estudiantes para competir en la economía del conocimiento, el Parlamento finlandés promulgó una legislación para crear un nuevo sistema de educación básica que fue construido alrededor del desarrollo de una escuela común “integral” para los grados 1 a 9 (sistema que se extendió a todos los municipios del país en 1977). Tres cosas caracterizaron la nueva norma finlandesa:
El desarrollo y la adopción de un currículo nacional obligatorio que garantizara que todos los estudiantes llevaran a cabo los mismos estándares. Con el fin de asegurar que a todos los estudiantes en la nación se les enseñara el mismo contenido, el gobierno finlandés, en colaboración con los maestros, desarrolló un currículo nacional que fue la piedra angular del sistema integral escolar y que fue durante muchos años obligatorio para todas las escuelas en el sistema. Había muchos municipios que no estaban dispuestos a reformar su sistema, por eso era tan importante tener un mandato legal. Esta fue una gran reforma, pero a su vez muy complicada para unos profesores que estaban acostumbrados al antiguo sistema. Un sistema de enseñanza destinada a unos niños seleccionados. El profesorado no estaba preparado para un sistema escolar en el que niños y niñas de diferentes características, necesidades y rendimientos estuvieran en la misma clase. En el currículo integral de 1970, se destacaron las ideas del pluralismo, pragmatismo y la equidad. En las primeras etapas de la escuela integral se evaluó la aplicación de la equidad como igualdad de acceso a la educación.
Fuertes cambios en los requisitos de preparación y certificación del maestro. Una parte crítica de las reformas del Instituto integrado de Finlandia era el esfuerzo nacional para mejorar la calidad del profesorado. Las autoridades comprenden la importancia de la calidad docente para conducir el logro estudiantil e intervinieron fuertemente en ello. En los primeros años, la inversión fue dirigida al desarrollo profesional de maestros existentes en el aula, pero Finlandia sabiamente tomó la visión a largo plazo y pasó a mejorar su cartera de talento. Para empezar, hicieron que conseguir un trabajo en la enseñanza fuera más difícil, ya que el gobierno ahora exigía que todos los maestros tuvieran un título de maestría como condición de empleo. Pero tal vez aún más importante, la formación docente en Finlandia se endureció a la vez que se mejoró. Los maestros con especialización necesitaban que esta fuera en al menos dos áreas. Además esta educación específica debía ser concedida por el Departamento de contenidos de la Universidad. Se consideraba que el maestro debía tener una sólida base de pedagogía, considerada imprescindible para la correcta formación de un futuro docente, por lo que la carrera para ser maestro tenía un fuerte contenido pedagógico.
Una inspección del estado central que evaluara el nivel escolar de enseñanza y aprendizaje.
Estas reformas crearon muchos enfrentamientos y una fuerte resistencia. Los opositores a las reformas argumentaban que era imposible educar a toda la población.

1980

En los años 80 Finlandia dejó de dirigir a sus alumnos a carreras más matemáticas o más humanísticas dependiendo de sus habilidades. Ya que se consideró que la gente en Finlandia no podía estar dividida por cuán inteligente es.
En esta misma década, el sistema de educación emprendió un modelo de economía de mercado y experimentó la descentralización. Esta descentralización del sistema educativo aumentó la autonomía de las escuelas y por lo tanto, la rendición de cuentas para las escuelas y los maestros. Las escuelas tenían la responsabilidad de producir los resultados del aprendizaje, mientras que el gobierno tenía la responsabilidad de proveer a las escuelas con el fin de cumplir con los objetivos, por lo que se fue creando un ciclo de confianza en la gestión de la educación finlandesa.

1990 en adelante

Pero a mediados de 1990 y en respuesta a una crisis económica, el gobierno tuvo que aflojar muchas de sus normas establecidas. En particular, el currículo nacional fue cuesta abajo, convirtiéndose en una guía más que en un guión y, la inspección fue eliminada, dando así mucha más autonomía a las escuelas. Las reformas de preparación y certificación del maestro, sin embargo, se mantuvieron fuertes y sólidas como en un principio.
Estos cambios representaron una evolución. Los educadores finlandeses ahora disfrutaban de amplia autonomía sobre currículo e instrucción y las escuelas eran en gran medida de autogobierno. Pero esto sucedió sólo después de décadas de reformas encaminadas a elevar los niveles para estudiantes y profesores y asegurar que estos tenían capacidad para prosperar bajo un sistema más descentralizado. Cuando la educación finlandesa empezó a mostrar un  número mayor de dificultades, sobre todo las escuelas y profesores con formación más débil, las reformas mostraron un control más estricto con énfasis en normas y resultados. Pero una vez el profesorado estuvo mejor preparado y capacitado para enseñar el contenido articulado por el plan de estudios, y una vez que se había mejorado el aprendizaje de los estudiantes, el estado aflojó el control y volvió a un sistema educativo plenamente descentralizado.
Podríamos decir que el éxito de Finlandia se construyó sobre una serie de decisiones difíciles, implementadas con rigor. Y estas elecciones estaban ancladas en un único conjunto de propuestas de valor que favorecían el bienestar general del grupo en lugar de maximizar el éxito de unos pocos.



En la década de los 70 los finlandeses decidieron crear e implementar políticas para mejorar su sistema educativo y durante todo este tiempo han avanzado ininterrumpidamente hasta llegar a la primera posición a nivel mundial. Muchos países no logran esta continuidad en política ni ejecución de proyectos, en algunos casos cambiando de actitud con cada gobierno nuevo. El sistema finlandés nos enseña la importancia de enfocarse en lo básico para lograr mejoras reales y duraderas. Para ellos el docente es clave en el proceso y por ende se empeñaron en invertir en su reclutamiento y educación. En la gran mayoría de países del mundo, esto es también lo que los políticos y ministros dicen. En Finlandia no solo lo dijeron sino que también actuaron de forma determinada para lograrlo.
Sus programas de maestría en educación duran cinco años, son presenciales, rigurosos y con un énfasis importante en investigación. El currículo nacional se limita a estipular lineamientos y metas nacionales y los docentes tienen libertad en el aula y sobre sus programas y libros. No existe un complejo sistema burocrático de monitoreo, reportes e inspecciones: el nivel de libertad es efectivo dado el fuerte sistema de reclutamiento y educación. Al tener muchas posibilidades para ser creativos, la profesión es una de las más emocionantes. 

Sara López García, 30 de Marzo de 2014.

domingo, 16 de marzo de 2014

Sistema Educativo de Finlandia

Finlandia es un estado del nordeste de Europa cuya capital y ciudad más importante del país es Helsinki.
Este país ocupa una superficie de 338.000 km² de la cual dos terceras partes están cubiertas por bosques y un 10% por agua. Cuenta una población de 5,2 millones de habitantes y su densidad de población es de 17 habitantes por km². El 17% de la población cuenta con menos de 15 años y un 16,5% cuenta con más de 64.
El país es bilingüe, ya que cuenta con dos lenguas oficiales: el finés, hablado por el 91,9% de la población, y el sueco, hablado por la minoría más importante del país (5,5%).
Finlandia es un país independiente desde 1917 y actualmente es una democracia parlamentaria. Es miembro de la UE desde 1995.
Finlandia tiene una alta industrialización y en gran parte una economía de libre mercado, con una producción por cápita similar a la del Reino Unido, Francia o Italia. El nivel de vida en Finlandia es alto. Su sector económico clave es la manufactura, principalmente la madera, ingeniería, metales, telecomunicaciones (especialmente Nokia), e industrias electrónicas.
Finlandia, además, es según el último Índice de Competitividad Global (ICG) del Global Economic Forum, el tercer país más competitivo del mundo, subiendo un puesto en relación al año anterior. Las razones de esta excelente clasificación son varias: el buen funcionamiento de sus instituciones públicas, su transparencia, su capacidad de innovación, su adelanto tecnológico,  su sustentabilidad ambiental (reciclaje), su buen sistema de salud y, en especial, su extraordinario sistema educativo.
Por ello, se dice que las mejores personas las produce este pequeño país de apenas cinco millones de habitantes. Será un país que carece de recursos naturales, principalmente por el clima, pero sus habitantes saben mejor que nadie que la formación es la mejor riqueza de un país. Así lo certifican año tras año sus resultados en el informe PISA.
Es por esta razón por la que he escogido Finlandia para ser el primer sistema educativo a analizar, porque su sistema no es solo el mejor del mundo, también resulta ser el más descentralizado, autónomo, homogéneo y desburocratizado. Además, se puede considerar el sistema educativo más prestigioso del mundo, sistemáticamente situado en los primeros puestos del ranking por excelencia. Hablamos de un país en el que el 71% de sus 5,2 millones de habitantes obtiene un título universitario, siendo sus licenciados, especialmente prestigiosos en sectores como la ingeniería y la arquitectura.
Las ventajas que proporciona el modelo finlandés a sus estudiantes provienen de su gasto público, que representó en 1998 y en 2002 el 6,2% del PNB (el promedio de los países de la OCDE es del 5,3%). Así, la enseñanza obligatoria es gratuita en todos sus conceptos, desde el material hasta los gastos de comedor, e incluso el colegio ha de garantizar el transporte en el caso de que los niños deban desplazarse al centro desde una distancia superior a los 5 km. También los estudios universitarios son gratuitos, incluidos aquellos destinados a los adultos que, contando con un trabajo, quieren reciclarse o simplemente mejorar su formación.
Pero estas ventajas económicas serían poco prácticas si no se apoyasen en una base sólida, como es un sistema pedagógico adecuado. Más adelante explicaremos en qué consiste este sistema pedagógico con varios elementos novedosos como la escolarización obligatoria a los 7 años o la gran valoración de la figura del profesor, entre otros.
Por todas estas razones, Finlandia es hoy uno de los países más innovadores de Europa, ocupando el segundo puesto en la tabla, sólo por detrás de Suiza. Además, como todos sabemos, Finlandia ha acaparado, desde los inicios de PISA, los primeros puestos del podio en Europa por su excelente nivel educativo.
Esta formación de carácter tan sólido veremos cómo ha proporcionado a la fuerza laboral con las habilidades necesarias para adaptarse rápidamente a un entorno cambiante y ha sentado las bases para sus altos niveles de adopción tecnológica y de innovación. Por ello, más que nunca podremos comprobar como la educación es uno de los grandes motores de la sociedad, uno de esos motores que lo mueve todo y que hace depender en gran medida del éxito o no de sus economías. 
A continuación, haremos un repaso por la historia del sistema educativo finlandés. Porque hay que tener en cuenta que Finlandia no siempre ha sido pionera en educación. Intentaremos averiguar cuál fue el punto de inflexión para establecer unas bases más sólidas a nivel educativo y cuáles fueron las medidas que se llevaron a cabo. 
Después de hacer un viaje al pasado de Finlandia, volveremos al presente y haremos hincapié en cuáles son las características del sistema educativo finlandés.
También analizaremos y comprobaremos cuáles son los resultados a nivel internacional de Finlandia y podremos analizar qué ha pasado en esta última edición, para que Finlandia perdiera ese primer puesto en excelencia. Además de conocer cuáles han sido las reacciones en el propio país ante esta pequeña decaída.

Por último y, posiblemente, el post más interesante, nos dedicaremos a analizar y comparar las características del sistema educativo finlandés con las del español. E intentaremos explicar qué características han garantizado, y lo siguen haciendo, el éxito de un sistema educativo pionero y ejemplar a nivel internacional, el finlandés. 

Sara López García, 16 de Marzo de 2014.

domingo, 2 de marzo de 2014

Análisis, opinión y retos de la educación de nuestro país.

Análisis:

El panorama actual de nuestro sistema educativo se caracteriza por un aumento en el número de alumnos escolarizados que no se corresponde con los recursos disponibles, los cuales se ven reducidos a causa de un descenso en los presupuestos del Estado en materia educativa. Por otro lado tenemos un número de alumnos inmigrantes en nuestras aulas que está dejando de crecer al ritmo vertiginoso que lo llevaba haciendo desde principios de siglo. Un profesorado que no se siente del todo cualificado para hacer frente a la situación actual, una ratio de alumno por profesor que crece constantemente, un recorte de los recursos en el aula y de soportes necesarios, una clase con un grado de diversidad muy alto, unos cambios constantes a nivel legal que trastocan la vida escolar diaria, poca autonomía de centros i de comunidades autónomas, una regresión a la centralización, mala gestión, mal planteamiento de la educación, etc.
Y, si echamos un ojo a los resultados de nuestro sistema educativo, a nivel general podemos comprobar que el nivel medio de España, comparado con la media de la OCDE y la UE es significativamente inferior. Sobretodo nuestra puntuación se declara inferior cuando se trata de sacar conclusiones o de razonar sobre según qué temas. Pero, donde más diferencia encontramos y, posiblemente sea la asignatura pendiente de España, es en el número de alumnos excelentes. En muchas de las pruebas, como es el caso PISA, es en la excelencia donde nuestros resultados empeoran y se separan más de la media de la OCDE y de la UE. ¿Es este un precio a pagar por tener un sistema educativo equitativo en el que se ofrece la misma oportunidad de escolarización a todo el alumnado? Aquí es donde el debate sobre educación posee diversidad de opiniones en nuestro país. ¿Vale la pena sacrificar la excelencia de unos para dar oportunidad a todos? O, por el contrario, la escuela debería apostar por aquel alumnado con mayores capacidades y potenciarlos? ¿Se debería de diversificar las aulas para sacar el mejor provecho de cada uno? Aquí está la cuestión, ¿equidad o excelencia? O, ¿podemos conseguir ambas? La ley Wert parece decantarse por la excelencia, una ley ideada básicamente para mejorar en pruebas internacionales que no tienen en cuenta la diversidad del alumnado con que las aulas españolas cuentan hoy en día desde que la LOE introdujo el concepto de inclusión educativa. Pero, quizás no haría falta escoger entre equidad o excelencia. Delante nuestro tenemos un modelo a seguir, el modelo educativo de Finlandia, país puntero tanto en resultados académicos como en excelencia. Ejemplo de que ambos conceptos no son incompatibles.
¿Para qué modificar nuestro sistema educativo de carácter integrado comprensivo, que asegura un alto grado de equidad y como Francia nos ha demostrado, también puede llegar a dar buenos resultados? Sinceramente no creo que sean las bases de nuestro sistema educativo el problema, más bien el problema se encuentra en la manera como enfocamos la educación. ¿Culpable? Posiblemente la financiación, la formación del profesorado, la falta de recursos, la falta de organización, la falta de autonomía, etc. El hecho de dotar de más autonomía a los propios centros y a las Administraciones locales, los cuales conocen de primera mano el contexto en el que trabajan, ayudaría a superar muchas de las dificultades que hoy en día surgen y no hay camino para resolverlas.
El hecho de que nuestros resultados se mantengan estables es señalas de que no avanzamos, de que nuestra educación no mejora. Nuestro sistema educativo no ha hecho nada productivo por mejorar en las pruebas internacionales, eso no quiere decir que no haya intentado implementar mejoras a nivel educativo; lo que quiero decir es que todas esas mejoras que se han impulsado hasta ahora, muchas poniendo el ojo en los resultados de estas pruebas a nivel internacional, no han dado el fruto que se esperaba. Por lo tanto, ¿en qué nos estamos equivocando? ¿Qué hacemos mal? ¿En qué sentido tendríamos que focalizar nuestras mejoras? Este es el dilema de nuestra educación.
Por otro lado, ¿Cómo puede ser que nuestros alumnos estudien durante 12 años de escolarización obligatoria la lengua inglesa y, en 4º de la ESO todavía no la dominen? Es evidente que la metodología que utilizamos en nuestro país para enseñas y aprender la lengua extranjera no es la más adecuada, solo hace falta echar un ojo a los resultados a nivel internacional. Aún y siendo de los países que comienzan antes y, de los que dedican más horas a hacer los deberes y los trabajos fuera del ámbito educativo, nuestros resultados están a la cola del resto de la UE.
Aún y los debates que han surgido alrededor de la asignatura de Educación por la ciudadanía, asignatura que el señor Wert ha querido eliminar de las aulas para sustituirla por otra, la ideología de la cual se parezca más a sus ideales; los estudios internacionales demuestran que en competencia cívica y ciudadana los resultados de nuestros alumnos son satisfactorios y más altos de la media internacional. Por lo tanto, podemos decir que nuestra escuela cumple con el objetivo de crear ciudadanos competentes, cívicos, capaces de vivir en sociedad y de respetarla.

Retos:

De acuerdo con las características de nuestro sistema educativo y de los resultados que da a nivel estatal e internacional, considero que algunos de los retos a nivel educativo que nuestro país tendría que afrontar son:
Formación docente: La actual formación de futuros maestros y profesores no va acompañada de una capacitación pedagógica que permita la eficaz adecuación de los contenidos aprendidos en las diversas fases del aprendizaje. Hay un dato que me llama mucho la atención y quería compartir con vosotros: la formación de los maestros de primaria en España rodea las 2.000 horas lectivas, delante de las 6.400 horas de formación en Finlandia. Tenemos que recordar que Finlandia es uno de los países que lidera los índices en los informes PISA. Por lo que al profesorado de secundaria se refiere, se contabilizan unas 130 horas lectivas de pedagogía muy por detrás de las 1.400 que tendrían que cumplir.
Métodos de enseñanza: En España casi no han variado los métodos de enseñanza por mucho que queramos decir lo contrario. En nuestro sistema educativo continúan prevaleciendo las aptitudes cognitivas y su evaluación con el modelo examen, delante de otros factores nucleares del aprendizaje.
Racionalidad de los horarios: Paradójicamente, en España la media de horas lectivas obligatorias de los alumnos de entre 7 y 14 años es superior a la media de la OCDE. Parece un tópico en nuestro país que cuando hay un problema se añade una hora más y a correr. Si a esto le sumamos el trabajo fuera del aula todavía las horas de aprendizaje se incrementan más. Porque hay que decir que el volumen de faena que demandamos a nuestros alumnos fuera del centro escolar (deberes) es potencialmente superior a la media de la OCDE. Pero, aún y este volumen de faena, y de esta cantidad de horas lectivas, los resultados son los que son. Por lo tanto, ¿Qué nos está fallando?
Implicación familiar: la implicación de las familias españolas en los procesos de aprendizaje de sus hijos es deficiente. Posiblemente una de las causas de esta poca implicación sea la difícil conciliación de los horarios entre el trabajo y la familia.
Educación infantil: Delante de los países más innovadores, que han entendido que la gran inversión económica se ha de hacer en la formación de entre 0 i 3 años, a España la situación es casi un desierto, sobre todo las administraciones públicas, que casi han delegado su responsabilidad en la empresa privada y en la administración local. La lectura, que se tendría que promover desde bien pequeños y que sería de mucho provecho que en la educación infantil se comenzara a hacer un aprendizaje sólido de esta, en España esto es impensable para todo el alumnado. La Educación infantil en España es algo ignorado, algo que no se considera importante. La educación temprana es vital para el éxito educativo y en nuestro país la ignoramos completamente.
Tratamiento de la diversidad: Teniendo en cuenta que las aulas de nuestro país tienen un alto índice de alumnado extranjero, con dificultades de aprendizaje, entre otras características; tenemos que consolidar una ley, unas propuestas de carácter inclusivo para que toda la diversidad del aula se vea contemplada en una aula ordinaria. Es muy fácil decir que nuestra escuela es inclusiva, ¿pero de verdad se tiene en cuenta a todo el alumnado en una aula? Parece difícil que un maestro pueda dar respuesta a todas las necesidades de una ratio de alumnado que crece constantemente, sin el soporte del maestro de especial que antes podía entrar más horas en el aula, intentando implementar todas las nuevas medidas que se van tomando desde el gobierno central, etc. Es inviable. Dotar de más recursos humanos a la escuela, de más formación permanente al profesorado, una formación inicial del profesorado más sólida y completa, unas leyes y decretos claros y facilitadores del trabajo, una homogeneidad legal y estable, podrían ser algunos de los retos para conseguir un buen trato de la diversidad del aula.
Enseñanza eficaz de las lenguas extranjeras: Somos de los países que más horas dedican al estudio de las lenguas, de los países que antes comienzan con la enseñanza del inglés, ¿y qué? Somos de los países con peores resultados en lengua extranjera. Es evidente que nos estamos planteando una enseñanza de la lengua extranjera de una manera equivocada. El porcentaje de españoles que hablan fluido el inglés en España es tan irrisorio a diferencia de otros países de Europa que son mucho más competentes en esta materia que nosotros. Si queremos que nuestros alumnos dejen de ocupar las últimas posiciones en el aprendizaje de idiomas, tenemos que fomentar una enseñanza de calidad, promoviendo la inmersión lingüística en clase, así como la exigencia de comunicación y expresión mínimas en un idioma extranjero. También es necesario que se mantengan y se amplíen los centros bilingües con el mejor método de promoción del aprendizaje de idiomas.
Integración de las nuevas tecnologías de la información en los procesos educativos: Es evidente que nuestra sociedad está en constante movimiento, en constante cambio y la educación como todos los ámbitos de nuestra vida se tienen que adaptar a estos cambios. Las nuevas tecnologías de la información rigen nuestra vida cuotidiana y, por esta razón se tienen que introducir de manera eficaz en la escuela. Y no sólo introducir, sino incluir, integrar, de manera que sea una forma de educación. Dotar al profesorado de las competencias necesarias para llevar a cabo este proceso de transformación, dotar de recursos a las escuelas, entre otras propuestas que ayudarían en gran medida a que esta integración sea satisfactoria. Todos los centros educativos tendrían que contar con las nuevas tecnologías de la información y comunicación aunque tampoco es necesario el despilfarro que se ha llevado a cabo en algunas escuelas en los últimos años, haciendo gastos muy cuantiosos para dotar a todo el alumnado de ordenadores portátiles. Por lo tanto, se tienen que dotar a los centros de las nuevas tecnologías con cabeza, de manera coherente y de acuerdo a nuestra sociedad.
Doble red: Más allá de  planteamientos ideológicos alrededor de la escuela pública y privada, existen estudios recientes que constatan que en España hay un abandono masivo de la escuela pública, sobre todo en las ciudades, por parte de las clases medias, comienza a ser una situación alarmante lo que se percibe como una auténtica doble red de escolarización en función de los ingresos familiares y de las expectativas delante la formación como una forma de ascenso social. Si no se introducen estrategias correctivas, la escuela puede acabar siendo el principal motor de la desigualdad social.
Reducir el fracaso escolar: España necesita recuperar la cultura del esfuerzo personal como método para reducir el fracaso escolar y para conseguir mejorar los resultados a nivel académico. No puede ser que en nuestro país despilfarremos el dinero haciendo repetir a un alumnado que, normalmente, está esperando la edad necesaria para dejar los estudios. Se tienen que buscar soluciones para reducir este fracaso escolar, motivar al alumnado y buscar alternativas para que estos jóvenes puedan tener un futuro digno fuera o dentro de las aulas.
Más autonomía a las CCAA y a los centros docentes: hacer más competentes en materia educativa a las CCAA, las administraciones locales y los centros docentes dotándolos de más autonomía curricular y de gestión, así como de organización. Nadie mejor que los propios centros docentes conocen la realidad de sus aulas y, por esta razón, nadie mejor que ellos mismos para decidir el qué, el cómo y el cuándo. No puede ser que la gestión se lleve a cabo en la capital del estado, una gestión que no será compatible y no responderá a las necesidades de la sociedad, a las necesidades de una realidad escolar concreta.
Consenso o pacto educativo: Quizás este sea uno de los aspectos más importantes si queremos mejorar nuestro sistema educativo. Es necesario que los diferentes partidos políticos aparquen sus diferencias y que se llegue a un acuerdo de mínimos entre todas las organizaciones políticas que permita avanzar en la reforma de nuestro sistema educativo sin tener la necesidad de reformar las leyes continuamente.
Reformar los currículos de Primaria y Secundaria: debido a las graves deficiencias detectadas a nivel de conocimientos de nuestros alumnos al finalizar los estudios, es necesario hacer una renovación total de los currículos de todas las áreas. No podemos seguir viendo como nuestros alumnos cada vez salen peor preparados y como estos tienen serias dificultades cuando llegan a la universidad. Para conseguirlo es necesario poner contenidos más exigentes que vayan de acuerdo con las diferentes etapas educativas, para evitar las grandes diferencias que tenemos con otros países de la UE.
Disminución de la ratio por profesor: Si queremos tener un sistema educativo de calidad es necesario que se reduzca la ratio de manera que nos aproximemos a los países europeos más avanzados que suelen tener una media de 20 alumnos por clase. Sin duda alguna, la masificación de las aulas no facilita el aprendizaje ni el éxito educativo.
Evaluación externa del sistema educativo: Al menos una vez al año se tendría que evaluar todo el sistema educativo: tanto el alumnado como el profesorado. Para llevar a cabo esta iniciativa sería necesario que se desarrollase un proceso externo de evaluación por organismos independientes que lo valoraran de manera objetivo sin influencia de las diferentes administraciones educativas.

Hasta aquí el análisis y el conocimiento de nuestro sistema educativo. Nos hemos planteado muchas cuestiones, hemos analizado muchas deficiencias de lo que hoy en día es la educación en nuestro país. A partir de ahora nos toca valorar, con la ayuda del conocimiento que tengamos del funcionamiento de otros sistema educativos, qué tenemos que cambiar y en qué nos estamos equivocando. Al fin y al cabo, encontrar una vía, una luz que nos ayude a saber en qué estamos fallando. Ya que hasta la fecha no hemos sido capaz de encontrar la clave de nuestro fracaso a nivel educativo.


Sara López García, 2 de Marzo de 2014.