Antes de iniciar una comparación
entre ambos sistemas, tenemos que tener en cuenta que estamos comparando
sistemas educativos de países muy diferentes. Generalmente, se puede hacer una gran distinción entre la manera de concebir
la educación dentro y fuera de Europa. Es por esto, que vamos a analizar a
grandes rasgos las principales diferencias en la manera que tienen los países
europeos y los no-europeos de concebir la educación.
Según un estudio sobre la Comparación de Sistemas Educativos a nivel
Internacional realizado por el Centro de Investigación en la primera
infancia (Center for Research in Early Childhood – CREC), si analizamos los
patrones y las asociaciones entre los indicadores y los resultados de PISA, los
países europeos presentan en su mayoría:
Una proporción
superior de profesores por número de alumnos.
Unos niveles
altos de formación y cualificación.
Unos niveles
altos de regulación de la escolaridad.
Más
lineamientos curriculares nacionales para preescolar.
Una estrategia
de gobierno más fuerte y una inversión más elevada en preescolar.
Sin embargo, los países no
europeos muestran en su mayoría diferentes patrones a los de los países
europeos:
Una proporción
inferior de profesores por número de alumnos.
Unos niveles
relativamente bajos de formación y cualificación.
Unos niveles
más bajos en cuanto a la regulación de la escolaridad.
Lineamientos
más bajos en cuanto al currículum nacional para preescolar.
Baja
participación del gobierno en la estrategia y la inversión en preescolar.
Quizás esta comparación es muy
generalista, ya que ciertas características no se le pueden atribuir al a todos
los sistemas educativos de países no europeos. Aún y así, hay que tener claro
que la manera de concebir la educación es consistentemente diferente.
Más concretamente, para poder
comparar los sistemas educativos de Singapur y España, necesitaremos saber
cuáles son las fortalezas y las
debilidades de ambos. Del sistema educativo español ya hicimos este
análisis en entradas anteriores. Ahora nos toca examinar los puntos fuertes y
los más débiles de un sistema educativo tan exitoso a nivel internacional.
Fortalezas del sistema educativo de Singapur:
El sistema educativo de Singapur
se basa en un sistema meritocrático
(lo podemos considerar, a la vez, una fortaleza y una debilidad). Este tipo de
sistema establece que la superación, el avance en la escala de las oportunidades,
depende del mérito personal y las competencias de cada sujeto: y no de acuerdo
a los antecedentes sociales y económicos del propio sujeto. Singapur y
Finlandia son un ejemplo de estos sistemas. El sistema meritocrático no confunde la igualdad de oportunidades
con la igualdad de méritos. Confundirlo se considera una injusticia dentro
de este modelo.
Partiendo del concepto de meritocracia, un elemento clave
del sistema educativo de Singapur es que su amplia malla curricular ha permitido a los estudiantes, con
diferentes habilidades y estilos de aprendizaje, desarrollar y mantener un
interés en sus estudios. Esta capacidad del sistema puede que sea un elemento
clave detrás del éxito de Singapur en la educación y de llevar las tasas de
abandono escolar a niveles bajísimos.
Las políticas
educacionales se caracterizan por ser transversales, es decir, involucran a
toda la comunidad educacional del sistema: padres, profesores, universidades y
gobierno.
Un de las grandes fortalezas del
sistema educativo de Singapur es la gran
calidad de sus profesionales.
La formación docente está centralizada
a través de una única institución que depende del Ministerio de Educación.
El reclutamiento de estos profesionales
se hace a través de una única institución y es muy severo y exigente.
La remuneración de estos profesionales es
considerablemente alta, de acuerdo al mercado. Se considera un factor
importante para asegurarse de contar con los mejores profesionales.
Por lo que al desarrollo profesional se refiere, el
sistema pone mucha atención en este elemento, estableciendo que los docentes
deben estar en un constante perfeccionamiento, así como entregarles la posibilidad para su desarrollo a través de la carrera profesional
alcanzando diversas trayectorias y oportunidades laborales.
La rotación de los directores es una de
las claves del sistema, el cual establece que un director no debe permanecer en
un único centro escolar a lo largo de su carrera profesional. La rotación para
los directores de primaria es cada 7 años y para los directores de secundaria
cada 5. Así se aseguran que los mejores directores puedan ir a escuelas que no
son tan buenas y lograr subir el desempeño de estos. Detrás de esta idea está
la teoría de la escuela efectiva en donde se reconoce que el liderazgo del
director es fundamental para el buen funcionamiento de un centro escolar.
En Singapur, por lo que al
desarrollo económico y al educación se refiere, se busca a través de la
regulación de las necesidades del mercado y los profesionales, contar con los
graduados de carreras profesionales y técnicos necesarios para el sistema, y no
tener una sobre oferta de profesionales. Esto se refleja en el bajo índice de paro del país (2%)
así como la capacidad de los nuevos titulados de encontrar trabajo pasados 6
meses de acabar la carrera. El elemento crucial para que esto suceda es que el
Estado sigue muy de cerca las necesidades económicas del país así como
determina la calidad y cantidad de profesionales que se necesitan para
satisfacer la demanda.
Debilidades del sistema educativo de Singapur:
El sistema educativo de Singapur es altamente competitivo. Los
estudiantes deben someterse a lo largo de su vida escolar a diversos exámenes
para ser calificados, lo cual genera un alto estrés en los estudiantes y en los
padres. De hecho, los alumnos se ven sometidos a tres exámenes importantes a lo
largo de su trayectoria escolar: Primary
School leaving examination (final
de primaria), GCE O/N Level (final de
secundaria) y GCE A Level (final
post-secundaria).
El sistema educativo es rígido y de baja movilidad, ya que
se basa en la clasificación de los alumnos de acuerdo a su rendimiento
académico para determinar su camino desde la educación secundaria hasta la
superior. El problema que se detecta en este sistema, es que solo el 5% logra
cambiarse de un camino a otro, principalmente si es que quieren ascender. Por
lo tanto se percibe una baja movilidad, lo cual a su vez se contradice con su
sistema de escaleras y puentes; así como el discurso que promulgan de la
existencia de equidad y de igualdad de oportunidades en la educación.
El sistema meritocrático de
Singapur también lo podemos considerar una debilidad debido a que establece un sistema educativo segregador. Existe
una segregación académica. Tal y como ellos mismos establecen, los estudiantes
que asisten a la ITE corresponde a los no “académicamente aptos”. Por lo cual
se carga de simbolismos a quienes asisten a uno u otro tipo de institución de
educación superior.
Es por ello que existe una baja inclusión educativa. Se observa
también que este sistema basado en la clasificación de los estudiantes de
acuerdo a sus resultados académicos no permite la inclusión de aquellos alumnos
con algún tipo de necesidad educativa especial. Ya sea un nivel alto de
discapacidad como ceguera hasta un nivel menor como déficit atencional. Estos
alumnos son enviados a colegios especiales que no comparten el mismo currículum
ni son parte de un proyecto de integración. Cabe destacar que en materia de
inclusión Singapur reconoce que se encuentra en una etapa muy inicial.
Por otro lado, existe un fuerte control social y unos
discursos entre los actores educativos del sistema educativo de Singapur que se
empeñan en asociar la deserción escolar con drogas y crimen (tienen una
sociedad muy arraigada a los prejuicios
y los estigmas sociales). En Singapur se considera que, específicamente,
quienes asisten a la educación técnica son estudiantes de bajos recursos que se
encuentran más influenciados a cometer crímenes y al consumo de drogas debido
al sector de donde provienen, por ello el propósito de la educación técnica es
bajar la delincuencia en los jóvenes, transformándose en una herramienta social
y de control para mantener a los jóvenes fuera de las calles. El problema
detrás de este discurso recae en que existe una suerte asociación entre
familias de escasos recursos y crimen y
drogas. Lo cual se transforma en un fuerte estigma social.
Unos de los desafíos del actual
sistema educativo de Singapur y que ha surgido a partir de la revisión que
ellos mismos han hecho con respecto a su educación, es que existe una alta
preocupación de que los estudiantes y titulados del sistema se están formando
con una baja capacidad creativa. Por
ende, el sistema no está generando lo que ellos denominan como “thinking
students”. Este cambio se está buscando a través de la introducción de nuevas
metodologías de enseñanza y aprendizaje, así como con la modificación de la
estructura de las clases. Aparición de un nuevo modelo denominado “Teach less,
learn more” cuyo objetivo es fomentar que el estudiante aprenda más y participe
activamente en el proceso de aprendizaje.
Singapur ha formado alumnos pragmáticos, los cuales son producto de
una estructura de enseñanza horizontal, orientada a la memoria de contenidos y
con poco espacio para otras materias además de las ciencias y las matemáticas.
El sistema educativo de Singapur
presenta una falta de discusión
académica importante frente a algunos temas relevantes, como por ejemplo la
innovación educativa, la segregación étnica escolar, etc.
Una vez conocemos las fortalezas
y debilidades de ambos sistemas, podemos proceder a la comparación. Cabe
destacar que ambos sistemas educativos
son infinitamente diferentes tanto en la estructura, en la organización, en la
infraestructura y en la manera de concebir la educación. Las metodologías y
estrategias de enseñanza que realiza uno sería imposible de proponerlas en el
otro, ya que se necesitaría un cambio estructural radical. Es por ello, que
consideramos que aunque Singapur sea un
sistema educativo con resultados brillantes a nivel internacional, y que se
encuentra a la cabeza en los rankings de educación, no llegaría a ser un
ejemplo en nuestras aulas ya que dista mucho del nuestro.
Personalmente, considero que Singapur no es un ejemplo en educación,
como mínimo desde mi manera de concebir la educación. Cuando analizamos un
sistema educativo como el suyo nos
encontramos con una educación rígida, segregadora, competitiva y estresante.
Una sociedad obsesionada con la
educación y un régimen un tanto autoritario. Aún y así, no podemos olvidar
puntos positivos como la gran preparación de sus profesionales y la ardua
selección de estos, aspecto crucial para analizar su calidad. Pero el coste
personal que supone para los alumnos el hecho de mantener un buen nivel
académico no es compatible con la forma que tenemos en España de concebir la
educación y la calidad de vida. Creo que la
calidad de la educación no se puede conseguir a costa de todo, sacrificando
el bienestar y la calidad de vida de niños y adolescentes que también deben
disfrutar de la vida. Es por ello, que las metodologías y las estrategias de
aprendizaje tan duras y competitivas que se promocionan dentro del ámbito
escolar y que exigen un esfuerzo sobrehumano al alumnado no es la solución por
la que hay que pasar para mejorar un sistema educativo. Es eficiente? Si. Da
buenos resultados? Si. Pero a qué precio…
Siguiendo al hilo de esta
cuestión, tenemos que tener en cuenta que la
educación en Singapur consigue la excelencia a costa del estudiante, ya que
la presión familiar y escolar es tan fuerte que los niños apenas saben
desenvolverse socialmente.
Por todo esto, quiero destacar
que aunque no se detectan críticas respecto a la organización de las materias y
al número de horas, el sistema de
Singapur es demasiado rígido y elitista, con poco énfasis en el pensamiento
creativo. Para esta cuestión, el Ministerio de Educación ha introducido
recientemente un mayor énfasis en el pensamiento creativo y crítico, buscando
un aprendizaje de “habilidades para la vida” en lugar de sólo sobresalir en los
exámenes. Sin embargo, muchos niños continúan siendo presionados por sus padres
y maestros para tener un buen ranking, con lo que ya no les sirve el hecho de
promocionar de curso.
A modo de conclusión, el sistema educativo de Singapur
caracterizado por el mérito, el esfuerzo, el bilingüismo, la presión familiar y
la segregación en función de los resultados académicos no es compatible con el
sistema educativo español por lo que no lo consideraremos un modelo a seguir del
cual aprender y establecer mejoras en el nuestro propio.
Sara López García, 31 de Enero de 2014.
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