Finlandia, una escuela comprensiva:
La escuela comprensiva no es solo
un sistema, es una filosofía y una práctica pedagógica.
La educación en Finlandia ha sido
una parte integral de los programas nacionales que tienen como objetivo el
desarrollo cultural. En un país pequeño y remoto, con una lengua extraña,
proporcionar educación a todos se considera un medio necesario para mantener la
cultura nacional dinámica. Una de las máximas de Finlandia es que nadie se
puede quedar fuera de una buena educación.
La educación finesa es para cada
alumno y por lo tanto se tiene que ajustar a las necesidades de cada niño/a.
Hay un grado importante de libertad para la escuela a la hora de planificar el
currículum. El profesorado tiene en cuenta al alumnado a la hora de planificar
los contenidos, los libros de texto, la metodología y la evaluación. Las
actividades de enseñanza y aprendizaje están centradas en el alumno: el
profesor aconseja y, si se requiere, propone actividades de apoyo. La escuela comprensiva aporta grandes
beneficios al alumnado más flojo mientras que no afecta a los resultados del
alumnado con un rendimiento más alto.
La escuela compresiva parece
capaz de proporcionar a la mayoría de sus alumnos una base sólida para
continuar estudiando, para pasar al mundo laboral y para participar plena y
activamente en la sociedad moderna.
ASPECTOS CURRICULARES:
Currículo escolar: El currículo nacional ha sido diseñado por la Dirección Nacional
Finlandesa de Educación, incluyendo objetivos y criterios de evaluación.
Dentro de este marco, las escuelas y
autoridades locales forman sus propias normas de currículo sensibles al
contexto local, ya que el Ministerio de Educación deja mucha autonomía local
(municipios y colegios). Los profesores
eligen sus propios métodos de enseñanza y tienen libertad para elegir sus
propios materiales didácticos.
El aula: En la Educación Básica el alumnado va a clases relativamente pequeñas, con rara
vez más de veinte estudiantes. En la escuela el ambiente
es relajado e informal, a la vez que muy
severo con los estudiantes que deben respetar unas normas pudiendo ser
remitidos al psicólogo del centro en caso de desatenderlas. Se presta especial
atención a la creación de un entorno
agradable y estimulante, y las relaciones
entre maestros y alumnos suelen ser informales
y cálidas. Finlandia es un país rural por lo que para mantener la limpieza,
los alumnos de los primeros cursos dejan los zapatos fuera de ellas y caminan
en calcetines dentro de las clases para mantener la limpieza. Las actividades fuera de las clases son
consideradas especialmente importantes, incluso en el frío invierno, y la
cantidad de deberes a hacer en casa se reduce al mínimo para potenciar la
asistencia a actividades extraescolares.
Inicio de la escuela con 7 años: Para conseguir ser los mejores, los niños finlandeses no
están más horas, ni empiezan antes. En este país la educación
obligatoria comienza a los siete años, ya que se considera que
es entonces cuando el niño comienza a tener una cierta madurez para poder asimilar
los conocimientos explicados.
Los alumnos
comienzan con las asignaturas más sencillas como educación física y su lengua, el
finés. Más tarde, llegarán las matemáticas, ciencia, historia y lenguas
extranjeras. Y es a los diez u once años cuando comienzan a
recibir calificaciones numéricas
por estas materias. Las notas las pone, durante los primeros años de su
educación, un único maestro, que vela por que ningún alumno quede excluido.
Está demostrado, entre otros por
los informes PISA, que a pesar de empezar un año más tarde, su nivel es superior al de prácticamente todos los
países de la Unión Europea.
Metodología: La metodología finlandesa ha abandonado las
memorizaciones típicas del sistema educativo de la ilustración y hace énfasis en la discusión y en la reflexión. Desde pequeños se les
enseña a aprender a pensar.
Seguridad: Se procura incrementar la sensación de seguridad y la motivación de los más
pequeños manteniéndoles el mismo maestro durante varios años y
prescindiendo de las notas en las evaluaciones. La escuela finlandesa procura
construir relaciones naturales y cordiales entre maestros y alumnos.
Independencia
del alumnado: Los estudiantes tienen también independencia y se confía en ellos.
Los alumnos menos aventajados son ayudados por otros alumnos y pueden estudiar
extra con otros grupos pequeños para ponerse al día con un profesor. La
independencia de los estudiantes se da hasta a la hora de la comida: se
configuran ellos el menú en el colegio.
Igualdad en educación: Uno de los objetivos centrales de la
política de educación finlandesa es darle
a todos los ciudadanos las mismas oportunidades de acceso a la educación, sin
importar la edad, lugar de residencia, situación socioeconómica, sexo o lengua
materna. Por eso, la educación preescolar, la educación básica y la
educación secundaria superior tanto general (bachillerato) como de formación
profesional son, en principio, libres de costes: la enseñanza, la atención social y sanitaria al alumno y las comidas se
ofrecen gratuitamente en todos estos niveles. Los libros de texto y otros
materiales necesarios para el aprendizaje son gratuitos en los niveles
preescolar y básico. En la educación básica también el transporte de ida y
vuelta a la escuela corren a cargo de los municipios, siempre y cuando el
alumno viva a más de 5Km de su centro escolar.
La realidad es
que el país nórdico ha conseguido encajar todas las piezas del rompecabezas y
ha creado un sistema en el que ningún alumno queda
excluido. No lo ha logrado con normas centralizadas, sino a
través de un sistema que da una gran autonomía a los centros y en los que sus profesores
son los que controlan los planes de estudios. Todo ello, enmarcado en una ley
de educación estable, que no se cambia con el color del gobierno de turno.
En Finlandia
buscan la igualdad de oportunidades, lo que no quiere decir que se les dé a todos
lo mismo. Los profesores se esfuerzan desde los primeros años para que ningún niño se quede
atrás; esto sucede en todos los colegios de Finlandia.
Soporte educativo para orientar a los alumnos: La orientación
educativa (los servicios de tutoría) es esencial para alcanzar la igualdad en
educación. En los primeros seis años de enseñanza básica, la orientación está
integrada en la enseñanza regular, mientras que los currículos en los niveles
superiores de la educación básica y en la educación secundaria superior
incluyen lecciones específicas de orientación educativa. El propósito es apoyar, ayudar y orientar a los alumnos
para que alcancen el mejor resultado posible en sus estudios y, además,
para que estén capacitados para tomar las decisiones correctas y apropiadas
referentes a las opciones alternativas de su educación y carrera futura. Su
amplio sistema de tutoría y apoyo les es muy útil para la detección temprana de alumnos con dificultades de aprendizaje.
Necesidades educativas especiales: Todos los alumnos en edad de
educación obligatoria tienen el derecho a recibir la docencia adecuada y tener
acceso a educación para necesidades especiales si fuera necesario. La Educación
para las necesidades especiales también se imparte en pre-primaria y en
Formación Profesional secundaria. El objetivo es el de apoyar a los alumnos
para que tengan las mismas oportunidades para finalizar su educación, según sus
habilidades con sus compañeros de clase. Finlandia tiene un enfoque a varias bandas en el
tratamiento del alumnado con NEE, es decir, tienen una gran cantidad de
planteamientos sobre la inclusión. Ofrece
una variedad de servicios entre los dos sistemas (sistema ordinario y de
educación especial). De esta forma, los alumnos con problemas menores de
aprendizaje o de adaptación reciben algunas clases a tiempo parcial de apoyo
educativo por un profesor de Especial dentro del aula ordinaria y junto con el
profesor de educación general. Pero, si un alumno no puede seguir el ritmo de
la educación general por minusvalía, enfermedad, trastorno, retraso educativo,
desorden emocional u otras razones similares, ese alumno se transfiere a
Educación Especial. Previamente, se elabora un plan educativo individual para cada
alumno que es transferido o admitido en Educación Especial. La docencia la
imparte un profesor cualificado en Educación Especial en un aula de no más de 5
alumnos. Por lo tanto, la primera alternativa es que el alumnado con necesidades
educativas no salga del aula ordinaria y esté incluido en el grupo clase al que
pertenece, pero cuando consideran necesario, la docencia se impartirá en grupos
pequeños para los alumnos con necesidades especiales, en un aula ajena dentro
del colegio o, en un colegio especial.
En 2009, 47.200 niños fueron
admitidos o trasladados a Educación Especial. Esto es un 8,5% del total de
alumnos en educación básica. El número de alumnos que participaron en un
programa de apoyo educativo a tiempo parcial fue de 127.900, lo cual es un
22,8% de todos los alumnos de educación básica.
Evaluación: Los profesores llevan a cabo la evaluación de sus
propias asignaturas basándose en los objetivos establecidos en el currículo. La
evaluación forma parte de la vida escolar diaria y cada alumno recibe un
certificado de notas por lo menos una vez cada año escolar. Se evalúan los
resultados teniendo en cuenta tanto la progresión continua como las pruebas
establecidas por los profesores. En Finlandia no existen exámenes nacionales de aprendizaje, ni ranking de escuelas,
ni ranking de estudiantes/ alumnos, tan sólo tienen la selectividad al
finalizar la educación secundaria y como vía para continuar con la educación
superior.
Repetición de curso: La repetición de curso está, en principio,
proscrita por la ley: puede ser propuesta de modo excepcional, pero en este
caso debe ser siempre aceptada por el alumno y por la familia. En cambio, se
organizan sistemáticamente grupos de apoyo para los alumnos que muestran tener
dificultades en una u otra materia. Además, en estos casos se envía a ala clase
un auxiliar para apoyarlos.
Lenguas: Finlandia tiene dos lenguas oficiales, el finés y el
sueco. Aproximadamente el cinco por ciento de los estudiantes de la educación
primaria y secundaria asisten a escuelas que imparten la enseñanza en sueco.
Ambos grupos lingüísticos disponen de sus propias instituciones también a nivel
de educación superior. Además, hay instituciones educativas que imparten todas
o parte de sus clases en una lengua extranjera (normalmente en inglés). En las
áreas de Laponia donde se habla saame, las autoridades locales deben impartir
la educación en ese idioma. También se imparte educación en su propia lengua a
los romaníes (gitanos) y a las otras minorías lingüísticas, incluyendo a los que
usan el lenguaje por señas.
La segunda lengua oficial (sueco para los finoparlantes y finés para los
suecoparlantes) se introduce a partir del séptimo grado de la educación básica
(13 años). Los inmigrantes cuya lengua materna no es el finlandés ni el sueco
reciben clases especiales de finlandés como segundo idioma. Tienen clases de su
lengua materna financiadas por el ayuntamiento dos veces a la semana.
La escuela finlandesa pone un énfasis
especial en los estudios de idiomas extranjeros. En España,
los niños comienzan a estudiar inglés desde muy pequeños. En Finlandia no es
así. El primer idioma extranjero, normalmente el inglés, se empieza a los 9 años (tercer
grado de la educación básica). Aún así, con 18 años los
finlandeses suelen tener un nivel de inglés muy superior al de los jóvenes
españoles. Esta diferencia puede ser causada por la diferente metodología que
utilizan. Los finlandeses no se preocupan tanto por la gramática al principio sino por la conversación, los profesores son
bilingües y todos han pasado varios años estudiando en países de habla inglesa.
Además al comenzar más tarde y tener algo más de madurez, lo asimilan mejor. Los alumnos pueden optar por hasta seis diferentes idiomas hasta
completar el bachillerato. Los más populares son el inglés, el alemán, el
francés, el ruso y el español.
La lectura: En Finlandia la afición a la lectura es muy fuerte y
existe una vasta red de bibliotecas públicas. De hecho, el 41% del alumnado
afirma que la lectura es uno de sus hobbies preferidos y, tres cuartas partes
de los alumnos confiesan leer por placer. Además, el alumnado finés tiende a
utilizar las bibliotecas más a menudo que el alumnado de otros países de la
OCDE. No nos puede sorprender que Finlandia sea tras Islandia el segundo país
con mayor número de libros editados per cápita, y este interés por la lectura se
intenta trasladar a los niños desde una edad muy temprana. Debido a que no es
rentable doblar los programas extranjeros al finés (la inmensa mayoría de la
programación es en idioma inglés), en la televisión se muestran subtitulados,
lo que favorece la lectura. Pese
a ello, muchos de los programas infantiles se emiten en finés o son doblados.
Religión: La mayoría de los finlandeses son miembros de la iglesia
evangélico-luterana y sus hijos participan en las clases de esa religión. Los
miembros de otras comunidades religiosas pueden recibir instrucción sobre su
confesión si existe un mínimo de tres alumnos para formar un grupo de estudio.
Los que no pertenecen a ningún grupo religioso están eximidos de la instrucción
en religión. Tienen en cambio una asignatura que comprende ética, estudios
comunitarios y los fundamentos de las distintas religiones.
Sara López García, 30 de Abril de 2014.
En verdad que me he quedado atónita ante lo que acabo de leer, que extraordinaria metodología aplican para el aprendizaje de sus estudiantes, y que gran visión la del ministerio de educación de confiar en sus maestros, de igual forma como las autoridades apoyan el gran proyecto educativo de sus connacionales, felicidades para ese gran país y a toda su gente.
ResponderEliminarmuy interesante!!
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