Este colectivo ocupa una posición
clave en el éxito de la educación finlandesa, de hecho se considera la piedra angular del sistema educativo
finlandés. Todos los profesionales de la educación están formados por las
universidades y tienen una preparación pedagógica.
Formación:
Para ser maestro
se necesita una calificación de más de un 9 sobre 10 en sus promedios de
bachillerato y de selectividad y se requiere, además, una gran dosis de
sensibilidad social (se valora su participación en actividades sociales,
voluntariado, etc.). Cada universidad escoge después a sus aspirantes a
profesores con una entrevista para valorar su capacidad de comunicación y de
empatía, un resumen de la lectura de un libro, una explicación de un tema ante
una clase, una demostración de aptitudes artísticas, una prueba de matemáticas
y otra de aptitudes tecnológicas.
El profesorado de la pre-primaria (niños de 1-6 años de
edad) tiene una cualificación “Bachelor of Arts in Education” por la Facultad
de Educación. En el aula hay un profesor por grupo además de otra persona con
calificaciones profesionales relevantes del nivel secundario superior.
El profesorado de la primaria (niños de 7 a 12 años) tiene
una cualificación “Master of Arts in Education” (Maestría en pedagogía) por la
Facultad de Educación. Los profesores de los seis primeros grados de educación
básica normalmente son profesores generalistas.
El profesorado de la secundaria (13-16 años) tiene una
cualificación de “Master of (asignatura)” con una cantidad definida de estudios
en las asignaturas enseñadas (dependiente del nivel; secundaria o bachillerato)
además de una formación en estudios pedagógicos. El profesorado es especialista
en la asignatura de la cual tiene una cualificación e imparte única y
exclusivamente clases sobre aquella materia.
El profesorado de la educación superior tiene una
cualificación que depende de las escuelas, pero generalmente suele ser de
Maestría/Doctor.
La labor del profesor es muy respetada habiendo un alto nivel de
competición entre los candidatos a acceder a dichos estudios, ya que para ser maestro en Finlandia la nota de corte en la
Universidad es superior a 9 sobre 10. La profesión de maestro es tan solicitada que
menos de un 10% de los estudiantes que lo solicitan son aceptados. La formación del profesorado es muy
estricta, ya que deben cursar tres años de licenciatura en pedagogía y dos
años más en una maestría, lo cual no es un pase directo a las aulas de clase,
ya que antes deben presentar una prueba para su selección en la que, por
ejemplo, en 2011 de 1.600 solicitudes para ser profesores solo 160 personas
lograron acreditarse. Por lo tanto, sólo los mejores llegan a conseguir una
plaza de profesor.
Selección del profesorado por centros: En Finlandia no existe un sistema de oposiciones
como el español. Allí cada municipio
contrata al director del centro y éste contrata a los profesores. Esto permite que cada centro pueda crear los
mejores equipos de trabajo y buscar a los profesores que mejor encajen en su
proyecto educativo real. Cuando acaban
su formación, los maestros se someten a procesos de formación abiertos, se
anuncian vacantes y se seleccionan candidatos. Cada administración educativa es
responsable de contratar a su profesorado. El objetivo de este procedimiento no
es otro que seleccionar a aquellos profesores que estén mejor cualificados para
cada puesto en particular. Y si un profesor no realiza su trabajo de forma
satisfactoria, pueden cambiarlo por otro. La escuela pública en Finlandia es
diferente, es como si cada una fuera de gestión privada.
Libertad curricular: El elevado nivel
de educación de los maestros les permite
planificar su propio trabajo y elegir independientemente sus métodos de
enseñanza. El sistema escolar finlandés está basado en una cultura de la confianza y la ausencia de controles, y
los maestros tienen un papel activo en el desarrollo de su propio trabajo. Por
medio de este trabajo proporcionan un ejemplo de aprendizaje permanente. Es por
ello, que los profesores pueden adaptar las lecciones como crean más conveniente para
preparar a sus alumnos de forma correcta para los estándares nacionales. Además
los profesores son raramente evaluados, no hay test y no hay inspectores. También
hay que decir que la formación inicial que reciben los maestros garantiza la
homogeneidad de la enseñanza en todo el país.
Salarios: Los profesores
son pagados con el dinero que el Estado destina a cada colegio, que depende del
número de alumnos que es capaz de atraer. Luego, cada centro organiza su
presupuesto como estime conveniente. En realidad, la diferencia con lo que
cobran los maestros en nuestro país no es muy grande. De acuerdo a los datos de
la OCDE, el sueldo medio anual en paridad de poder adquisitivo para un profesor
español era en 2010 de 41.339
dólares, frente a los 37,886 dólares de los finlandeses. Lo que
sí cambia son los incentivos, tanto
monetarios como de reconocimiento social y la forma en la que se premia a los
buenos maestros.
Los profesores trabajan 190 días al año,
cuentan con un sindicato fuerte, y cuentan no sólo con el respeto de la
sociedad sino también con su protección: en Finlandia pegarle a un profesor es
igual que pegarle a un policía
Formación
permanente: Los colegios finlandeses buscan motivar a sus
docentes, que están muy preocupados por mantenerse al día con
los cambios de la sociedad y de su profesión. Esto no se consigue en un régimen
de obligación sino mediante la negociación, el diálogo y un correcto sistema de
incentivos.
Respeto: Otra
característica de este sistema es que la
figura del profesor es muy respetada dentro de la sociedad finlandesa. Es
una de las profesiones mejor consideradas del país y se preocupan de que
continúe siendo así.
La educación en Finlandia está basada en la confianza: La comunidad
confía en los colegios, la población confía en los profesores y estos confían
en los alumnos.
Sara López García, 30 de Abril de 2014.
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