La situación del sistema educativo en Francia resulta un tanto paradójica. Por una parte, hay sectores que funcionan de forma satisfactoria como la escolarización precoz en el parvulario, la apertura a partir de la enseñanza primaria hacia nuevas disciplinas, la democratización en el ámbito del Collège, etc.
Sin embargo, hay ciertos factores del sistema educativo francés que se encuentran, hoy en día, en crisis, ya que la enseñanza primaria produce fracaso escolar en un porcentaje cada vez mayor, en los Collège se centran todas las dificultades, la integración de los extranjeros falla por su ausencia de una apertura igualitaria hacia todas las vías de formación, la integración de los alumnos con trastornos lucha por conseguir su reconocimiento, la formación del profesorado da la espalda a una formación realista y basada en la práctica, etc.
Es por ello, que Francia es un país que no destaca ni en términos positivos ni negativos, pero tiene un fondo plagado de dificultades que, si no se solucionan a corto plazo, será una debacle para sus resultados académicos, tanto a nivel interno como a nivel internacional, mediante la cualificación de las pruebas PISA, por ejemplo.
Posibles soluciones:
En Francia no faltan medidas pedagógicas, sino que un acompañamiento estructural, el cual sea eficaz.
Se hablan de muchas propuestas para encontrar una solución al problema de la educación en Francia (la evaluación permanente, la consecución de la desconcentración administrativa, una formación del profesorado basada más en la práctica, etc.) pero, personalmente, creo que la mayor de las posibles soluciones saber dar a cada alumno el lugar, tiempo y ayuda que necesita. Es imposible que un sistema educativo funcione si se segrega al alumnado por nivel socioeconómico, posición social o nivel académico. Todos los alumnos son eso mismo,
alumnos de un sistema educativo que debe velar por dar a todos la misma oportunidad educativa, sin prejuicios.
Sara López García, 1 de Julio del 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario