martes, 18 de junio de 2013

Plan Bolonia.

Plan Bolonia.

El Plan Bolonia  o Proceso Bolonia es el nombre que recibe el proceso iniciado a partir de la Declaración de Bolonia, acuerdo que en 1999 firmaron los ministros de Educación de diversos países de Europa en la ciudad italiana de Bolonia. Se trataba de una declaración conjunta que dio pie a un proceso de convergencia que tenía como objetivo facilitar el intercambio de titulados y adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas sociales, mejorando su calidad y competitividad a través de una mejor transparencia, de un aprendizaje basado en el estudiante y cuantificándolo a través de los créditos ECTS.
El proceso de Bolonia, aunque no era un tratado vinculante, condujo a la creación del Espacio Europeo de Educación Superior, un ámbito en el que se incorporaron países y que serviría de marco de referencia a las reformas educativas que muchos países tenían que iniciar en los primeros años del siglo XXI.
España fue el último país en incorporarse al mismo con un retraso de varios años respecto al calendario firmado, perjudicando así a un importante número de titulados universitarios españoles que no han podido aprovecharse de los beneficios del Espacio de Educación Superior.
El proceso pretende crear un Espacio Europeo de Educación Superior en el cual las titulaciones puedan ser reconocidas en cualquier país y se mejore la movilidad de los estudiantes. Para conseguirlo se toma como ejemplo el modelo anglosajón donde las carreras se estructuran en tres ciclos: grados, máster y doctorado.

Los cambios más significativos que el Plan Bolonia ha introducido son:

Sistema Europeo de Transferencia de Créditos: Con este sistema se pretende mejorar la comparación y transferencia de los cursos impartidos en toda Europa. Para medirlo, se enfatiza el tiempo de estudio que tiene que dedicar el alumno en vez del número de horas lectivas.

Suplemento Europeo al Título: Es un documento que se adjunta al título y que describe los estudios cursados para hacer posible una homologación y comparación a nivel europeo.

Sistema de titulaciones de 2 ciclos: Tomando como modelo el sistema anglosajón, las titulaciones consisten en un primer ciclo genérico de 3 o 4 años que da lugar al título de Grado y un segundo ciclo de 1 o 2 años al de Máster. La diferenciación entre diplomaturas y licenciaturas, por ejemplo, desaparece. Todos los estados del Espacio Europeo de Enseñanza Superior han adoptado el llamado modelo “3+2”, excepto Chipre, Turquía, Eslovenia y España que son los únicos cuatro estados del continente donde se imparten grados de cuatro años.

Por lo tanto, los títulos de Grado y Postgrado en España, establecido mediante Real Decreto, tienen la siguiente estructura:

Título de Grado: 240 ECTS (4 años lectivos). Excepciones: Arquitectura, Farmacia, Veterinaria con 300ECTS (5 años lectivos); Medicina con 360 ECTS (6 años lectivos).
Título de Máster: de 60 a 120 ECTS (de 1 a 2 años de duración)
Doctorado, según cada Universidad.

Se produce una homogeneización y reducción del número de titulaciones antes existentes, así como los másteres y un encarecimiento del crédito de matrícula (subida de las tasas). Los grados son más generales, pero los másteres son más específicos y están enfocados al mercado.

Con estas medidas se pretende promocionar:

La movilidad estudiantil y laboral en toda Europa, en consonancia con el actual programa Erasmus.
La configuración de un sistema europeo de educación y de investigación más atractivo a nivel mundial.
La mejora de la incorporación de los estudiantes al mundo laboral gracias a un carácter más modular de las titulaciones.
El reconocimiento automático de los títulos en todo el continente.

Desde sus inicios, el proceso de Bolonia ha recibido multitud de críticas en toda Europa por diferentes razones y sectores. Un 27% de los españoles no apoya el proceso de Bolonia, el doble de los que sí que lo apoyan. En el caso de España, el movimiento de oposición más importante fue el liderado por el movimiento asambleario universitario. Estas asambleas se oponían al proceso y pedían el paro total para entablar conversaciones como representantes legítimos de los alumnos que representan. Además, acusan a la CREUP (Coordinadora de Representantes de Estudiantes de 20 de las 45 Universidades Públicas) de no representar realmente los intereses de los alumnos y de vivir a las órdenes de los responsables universitarios. Estas Asambleas se organizaban a nivel estatal y estaban formadas por estudiantes universitarios.
Por lo tanto, un gran número de sectores estudiantiles tanto de España como de Europa han criticado duramente este Plan ya que consideran que las reformas se enmarcan en una progresiva política de privatización de la enseñanza superior y precarización del mundo laboral. Se lamenta especialmente que las propuestas no garantizan una financiación adecuada ni de los estudiantes ni de las universidades públicas y llevan a una consecuente mayor dependencia de ciertos sectores empresariales, que condicionarían por otro lado el panorama académico. Los estudiantes se quejan que este espacio comporta también una mercantilización de las universidades, ya que explican que se promueve, por ejemplo, que las empresas puedan financiar algunas titulaciones según su interés, que se eliminan las carreras que no tienen salidas laborales concretas, que se tienen que pagar másteres para tener nivel de licenciatura o que se dé preeminencia a las becas-crédito en vez de las becas sin contrapartida.
El movimiento anti-bolonia llevaba tiempo existiendo pero fue durante el curso 2008-2009 cuando se convirtió en referente importante. Los núcleos de protesta más importantes fueron los de Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia, aunque este movimiento existió prácticamente en todas las universidades del país. Los distintos colectivos realizaron manifestaciones y encierros por un gran número de facultades españolas como muestra de oposición y descontento hacia este Plan.
Aunque hable en pasado, este movimiento continúa existiendo aunque ha estado muy apaciguado en los últimos años.

Concretando en las críticas que se han generado alrededor de esta nueva implantación, quiero destacar:

Falta de democratización del proceso: Profesores y alumnos han acusado al proceso de elaboración de la reforma universitaria iniciada en Bolonia de falta de democratización, ya que no se ha dado la oportunidad de abrir un debate en el que pudieran participar todos los sectores afectados.

Falta de financiación: Las quejas estuvieron dirigidas a la no especificación en los nuevos planes de estudios de cómo se implantaría lo que está reglado por el Real Decreto en cuestión de número de alumnos por clase y seguimiento del trabajo personal del alumno, dado que no se disponen de medios ni de estructuras suficientes. Por otro lado, el alumnado ha criticado fuertemente que la reforma no venga acompaña de un aumento de becas sino del fomento de los llamados préstamos-renta, préstamos públicos ligados a la renta futura.

Mercantilización de la universidad pública: La mayor parte de las críticas al proceso de Bolonia se han centrado en la mercantilización de la universidad pública que según sus críticos lleva la reforma universitaria. Esta visión crítica se fundamenta en la idea de que el poder económico europeo, representado por unos poderosos grupos de presión de conglomerados empresariales han asentado las bases de esta reforma universitaria. Esta reforma es, por ello, según sus críticos, una reforma fundamentalmente económica que pone a la Universidad al servicio de la empresa privada, una realidad que ha querido camuflarse con los cambios que se juzgan positivos para desarrollar un espacio común de educación en Europa.

Los críticos al proceso de Bolonia han señalado diversas vías por las que se implanta la mercantilización de la universidad pública:

Equiparación práctica del horario estudiantil al de un horario laboral debido al aumento de las horas lectivas presenciales obligatorias que se requieren para aprobar la cantidad de créditos necesarios. Se entiende des de los sectores críticos al proceso de Bolonia que el cambio provoca una elitización de la enseñanza universitaria, ya que para acceder a ella será necesario disponer de mayores cantidades de dinero sin trabajar, por ello, dado que el aumento de horas presenciales obligatorias (especialmente en el postgrado) dificultaría trabajar y estudiar al mismo tiempo. Por otro lado, estos aumentos de los costes económicos (de tiempo y de dinero) que supone la adaptación al EEES, no se compensan con un aumento eficaz de las ayudas y las becas nacionales o europeas en este ámbito.

Profesionalización del estudiante: según sus críticos, en el proceso de Bolonia la universidad se concibe como productora de individuos válidos para introducirse en el mercado laboral europeo. No se trata de desarrollar y transmitir conocimientos o incluso conocimientos con aplicación social, sino de formar trabajadores. En este sentido cualquier aplicación social del conocimiento tendrá que ser impulsada por empresas privadas y, por ello, presumiblemente motivada por intereses privados.
Además, a las críticas y manifestaciones por parte del sector estudiantil universitario hay que añadir las críticas que provienen des de organizaciones profesionales, como es el caso de los médicos, los arquitectos, entre otros.

Aún y así, también existen argumentos a favor, agrupaciones de rectores, profesores, estudiantes y jóvenes que se han posicionado a favor del proceso de Bolonia. La conferencia de rectores europeos de la Asociación de la Universidad de Europa (EUA) y, en España, la CRUE apoyan la reforma. Aún y así, algunos rectores han expresado sus críticas respecto a la manera como se ha implantado esta reforma. Entre los jóvenes y estudiantes que apoyan la reforma se encuentran la CREUP, que ha acusado a las asambleas de estudiantes anti-Bolonia de manipular las opiniones de los alumnos y las Juventudes Socialistas de España.


Después de 4 años de la implantación de esta reforma, el sistema universitario sigue adelante con su nueva estructura y aún existe el debate alrededor, sobre todo, de la mercantilización y la desigualdad a nivel universitario por razones económicas que se está produciendo.

Sara López García, 18 de junio de 2013. 

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